Siete escritores, coordinados por Espido Freire, se han aliado para escribir un libro de cuentos sobre vino y mujer titulado “Una Copa para dos: relatos de mujer”, que ha sido presentado en Bodegas Dinastía Vivanco, de Briones.
Rosa Regás, Lorenzo Silva, Espido Freire, Juan Cruz, Juan Manuel de Prada, Boris Izaguirre y Vetle Lid Larssen
son los autores de otros tantos cuentos que conforman “Una Copa para dos: relatos de mujer” (Editorial Everest), un libro “sorprendente vibrante y redondo”, en palabras de Espido Freire.
Todos ellos han estado en la presentación de la obra en Briones (salvo Larssen, por razones personales, y Prada, de luna de miel) y han sido introducidos por Santiago Vivanco, el hombre que ideó la obra y pidió a Freire que la coordinara.
El resultado ha sido un libro de cuentos que Freire, asumido el papel de enóloga/literata, ha descrito con la terminología del rebuscado argot técnico de las catas de vino, descripción impecable en el contexto del parque de barricas de la bodega Vivanco.
El libro es un vino, ha dicho Freire, resultado de la mezcla de “siete varietales” de uva, que ha madurado durante tres años, es “intenso”, tiene un aroma a “charla y a tertulia”, también tiene “madera” es “redondo y vibrante” y “sorprendente”.
Además recuerda a los frutos rojos y a un gran rinoceronte, ha señalado Freire, refiriéndose a la portada del libro, una foto rompedora de Cecilia de Vall llamada “First Aniversary”: una mujer y un rinoceronte en torno a un mantel blanco con dos copas de vino.
Han hablado todos, Juan Cruz, que tenía prisa, el primero, para decir que la energía y el entusiasmo se compadecen con el vino y que en el libro está la “energía del amor mezclada con la energía del vino, la intriga y la intensidad de los pensamientos”.
Silva se ha mostrado orgulloso de compartir libro con sus “com
pañeros de fatigas“, para celebrar lo que las mujeres y el vino ”significan para nuestras vidas“.
Lorenzo Silva, que ha escrito un relato humorístico, se ha confesado descubridor “tardío” de los placeres del vino pero ahora “gozador aventajado” del vino y de las personas que lo elaboran, que es una forma “de conocer el mundo” y de “reconciliarnos con nosotros y nuestros fracasos”.
Rosa Regás, bebedora de vino desde los tiempos en que los vinos españoles -salvo excepciones, ha dicho- era “malísimos”, nada que ver, en su opinión, con los actuales, ha escrito un relato a través de una tercera persona que observa a dos mujeres con un catalejo.
Regás ha confesado que el cuento le ha dado la oportunidad de “solazarse” con los “errores de interpretación de protagonista” en torno a las mujeres y su relación con el vino.
Boris Izaguirre
, que en principio se consideró incapaz de escribir un cuento, ha recordado que al final lo hizo en dos días cuando el compromiso de fechas con Freire se le echó encima.
Izaguirre, que ha adjudicado al vino la cualidad de “arma de seducción con potencial erótico” y se ha confesado bebedor de blanco con hielo, “cóctel tintineante y glamuroso”, ha escrito un cuento cercano a un mundo que conoce bien con dos personajes: una estrella de la vida social y una presentadora de televisión.
Freire
ha construido un relato sobre la incorporación de las mujeres al mundo de la enología, mundo que ella ha demostrado conocer cuando ha descrito el libro como la nota de cata de un vino de “añada excelente”.
En el epílogo, el inductor del proyecto, Santiago Vivanco, recuerda a su abuela Felisa y en su nombre a todas las mujeres del “machista” mundo del vino en el que han trabajado de forma desapercibida y silenciosa.