En el entorno del Espolón de Logroño suenan charangas, las cuadrillas llenan las terrazas y los vecinos pasean en busca de un evento festivo para seguir disfrutando de San Mateo, la denominada Fiesta de la Vendimia que se celebra en la capital de La Rioja. Pero a las afueras de la ciudad, lejos del bullicio, es donde se vive la vendimia realmente, en su cara menos protagonista pero más necesaria. Los trabajadores agrarios temporeros, todos migrantes, llegan en busca de trabajo en la recogida de los frutos de la riqueza de toda la comunidad autónoma.
El polideportivo Titín III de Logroño acoge desde hace algunos años el dispositivo para albergar a los trabajadores que llegan para vendimiar. Con 150 plazas cada día, se les ofrece una cama, consigna para su equipaje, ducha y útiles de aseo, manutención y seguridad. Los usuarios pueden empezar a entrar a las 18.30 y permanecer en el recinto hasta las 7.00 horas aproximadamente.
Todos los que quieren hablar, están satisfechos con el servicio y el trato que reciben en Logroño. Cada año se intentan detectar cuestiones que pueden mejorar el servicio. “Vamos a mejorar todo lo necesario para que no sea un aparcadero de personas, tiene que ser un sitio humano donde estén lo mejor posible”, destaca Patricia Sainz, concejala de Servicios Sociales de Logroño. Este año, por ejemplo, se ha duplicado el número de mantas (dos por usuario) o se han colocado los equipajes en altura tras detectar que con lluvia podían mojarse. El recinto cuenta por primera vez con conexión Wifi: “Nos ha costado mucho técnicamente llevarlo al pabellón, pero con ello hemos conseguido que puedan hablar más tiempo con sus familias, favorecer la búsqueda de empleo y facilitar el acceso al entretenimiento, que parece simple pero es muy importante”.
Vienen con muchos problemas emocionales y es importante escucharlos y apoyarlos
Hacia las 20.00 horas de un día cualquiera de San Mateo, en este lugar son ajenos a las fiestas. Mientras la noche empieza a caer, algunos acaban de llegar y presentan sus papeles para registrarse, bastantes ya se han puesto a cenar en la carpa de comedor y mientras otros juegan al fútbol, hay quienes rezan, hablan por teléfono o se preparan para ir a la cama. Todos luchan contra una gran cantidad de mosquitos que este año también se hospedan en el recinto, situado junto a los campos de fútbol municipales de Pradoviejo. La coordinadora del dispositivo, Arrate Ruiz, se encuentra charlando con algunos de ellos: “Ya somos como una familia, vienen con muchos problemas emocionales y es importante escucharlos y apoyarlos”.
No es fácil que cuenten su situación personal en un primer momento. La desconfianza y el miedo les obliga a eludir muchas preguntas. Se esconden entre sonrisas especialmente cuando la pregunta es cómo llegaron a España o se van de la conversación cuando recuerdan el viaje en patera. “Muchos vienen de dormir en la calle, algunos llegan sin nada porque les han robado, tienen circunstancias de vida durísimas”, apunta Arrate Ruiz, que es trabajadora social.
El Ayuntamiento de Logroño, en colaboración con el Gobierno de La Rioja, pone en marcha cada año este dispositivo especial de acogida a personas temporeras para la campaña de la vendimia a través de la contratación de una empresa privada. “El dispositivo surge de la necesidad de alojar a las personas que vienen a trabajar y que, como se ha visto en el pasado, acabarían durmiendo en la calle si no existiera este recurso”, explica Patricia Sainz, concejala de Servicios Sociales de Logroño, aludiendo a “aquellas imágenes totalmente deshumanizadas y ya superadas de temporeros durmiendo en el entorno de la estación de autobuses”.
La obligación de alojar y pagar las dietas a los trabajadores agrarios es del viticultor
“En teoría, nuestra labor es puramente subsidiaria y humanitaria”, recuerda Sainz, “porque la obligación de alojar y pagar las dietas a los trabajadores agrarios es del viticultor”. Así, el objetivo de este recurso de Logroño sería alojar a quienes todavía no hayan conseguido trabajo. Es el caso de un joven senegalés de 26 años que llegó a España hace apenas 9 meses y que lleva 6 días en busca de trabajo en la vendimia. “La atención aquí es mejor que otras campañas agrarias, son simpáticos, te ayudan y te animan, te dejan cargar el móvil...”, apunta con una sonrisa de agradecimiento.
Sin embargo, la concejala es consciente que en ocasiones no se cumple con esa obligación. Se confirma fácilmente charlando con los usuarios. Uno de ellos ha estado trabajando ese mismo día en la localidad alavesa de Navaridas y a otros dos les trae cada día el agricultor para el que trabajan desde hace una semana. El nuevo convenio agropecuario ha flexibilizado este año esta cuestión, pero sigue obligando a dar alojamiento cuando los trabajadores tienen su domicilio a más de 80 kilómetros, que es el caso de todos los alojados esta noche de San Mateo y la inmensa mayoría de quienes trabajan como temporeros en la vendimia. “La realidad laboral se aborda con Inspección de Trabajo y con quien corresponda para que se cumpla la legalidad, pero nuestra obligación es alojar a estas personas, sería inhumano dejarlos en la calle y no lo vamos a hacer”, responde tajante Patricia Sainz.
Lo mismo ocurre con el tiempo de alojamiento. Aunque en principio está estipulado que la estancia máxima sea de 7 días, al haber plazas suficientes se está permitiendo alargar. “Cada día se están llenando alrededor de 100 plazas, este jueves 26 de septiembre fue el primer día que se llenó el dispositivo y se derivó a algunos al albergue municipal o al Proyecto Alasca (el recurso habitacional del Ayuntamiento de Logroño para personas sin hogar), que refuerzan el dispositivo”, explica la concejala responsable. Si bien está habiendo plazas suficientes, el dispositivo abrió antes de lo previsto, el pasado día 12, porque, según explica la concejala, “se detectó que ya existía la necesidad y de hecho ese día ya hubo 63 personas”.
Desde que se iniciara, casi la totalidad de personas que se han alojado han sido hombres y la mayoría procedentes de Senegal, aunque también hay de países como Marruecos, Gambia o Ghana. Para muchos no es su primera vendimia y cuentan cómo pasan el año desplazándose por todo el país, desde Huelva hasta Cataluña, para las diferentes campañas agrarias. Al otro lado, un equipo de trabajadores del ámbito de lo social, con el apoyo de Cruz Roja, les aporta cada noche tranquilidad. Esta es la palabra que mejor define los que tratan de entregar unos y necesitan sentir otros. Mientras Logroño disfruta de la fiestas de San Mateo, a pocos metros del epicentro festivo, quienes cada día cortan nuestras uvas y son la mano de obra del principal motor económico de la región solo necesitan descansar con humanidad.