Zarzuela no hará efectiva la restricción que se anunció un día después del enfado del Rey con los periodistas, un malestar que recogieron los medios en una recepción en la residencia de los Reyes. En un primer momento, y tras darse a conocer la operación a la que se iba a someter don Juan Carlos, éste respondió con cierto enojo e ironía a la pregunta de una periodista interesándose por su estado de salud.
El Rey hizo entrever su disgusto por lo que a su juicio hacían algunos compañeros de los allí presentes. Le respondió que estaba “fatal, fatal”, y comentó a los redactores que lo que “os gusta es matarme y ponerme un pino en la tripa todos los días en la prensa. Eso es lo que hacéis la prensa”. A continuación, don Juan Carlos siguió al resto de los presentes y salió a los jardines de Zarzuela. Allí, más relajado y por iniciativa propia, volvió a dirigirse a los mismos periodistas, quienes extrañados se excusaron asegurando que no eran ellos quienes sembraban rumores sobre sus estados de salud. En ese momento, el Rey sí aprovechó para bromear con ellos nuevamente sobre cómo se encontraba.
A renglón seguido, el departamento de prensa de Casa Real distribuyó a los medios una nota en la que se decía que: “En las audiencias y actos programados en el Palacio de la Zarzuela, el Palacio Real de Madrid, el Palacio Real de El Pardo, y el Palacio de la Almudaina, la cobertura será exclusivamente gráfica, salvo que haya indicaciones específicas”. El mismo viernes, la noticia que sorprendió en muchas redacciones por la buena relación que siempre se ha mantenido con Casa Real, un portavoz se aventuró a afirmar que probablemente la decisión sería revisada.
Entremedias, el Rey ha sido operado de su rodilla derecha para colocarle una protésis. Sólo unos días después, este miércoles, Ramón Iribarren, ha pedido “disculpas” por aquella propuesta de no permitir a la prensa acceder a los actos de la Familia Real.