Las autoridades de la región autónoma de Xinjiang han calificado los violentos disturbios de los últimos días como “los peores desde la fundación de la Nueva China, en 1949” y han advertido de que habrá “duros castigos” para sus responsables.
El jefe del gobernante Partido Comunista de China en la ciudad de Urumqi, Li Zhi, acusó a los promotores de las revueltas, de etnia musulmana uigur, de “dañar los intereses fundamentales de los grupos étnicos chinos”, en una información publicada por la agencia oficial Xinhua.
Li aseguró que los detenidos (1.434 según las cifras oficiales, entre ellos 55 mujeres) están acusados de agresiones, homicidios, destrucciones materiales y saqueos, aunque estimó la posibilidad de que algunos de ellos sean puestos en libertad próximamente si se demuestra su inocencia.
Un grupo de uigures, algunos de ellos armados con palos, se concentraron junto al Hotel Hoitak, donde se alojan algunos de los periodistas extranjeros, y gritaron consignas, aunque fueron dispersados por la policía.
Las protestas en el mercado de la ciudad, horas antes, fueron protagonizadas principalmente por mujeres que se enfrentaron a policías armados y reclamaron la liberación de los detenidos, aunque la situación no degeneró en violencia.
Ciudadanos de Urumqi califican la situación de “muy tensa” y resultado de muchos años de progresivo distanciamiento social entre chinos han y uigures: “yo tenía muchos amigos uigures en el pasado, pero ya no me hablo con ellos”, aseguró un habitante de la ciudad, de etnia han.
Por otro lado, la tensión entre este grupo étnico y los de la etnia han va creciendo en el país. Hoy mismo, cientos de manifestantes de la etnia han [mayoritaria en China] resistieron los gases lacrimógenos lanzados por la policía y lograron por unos instantes atravesar las líneas defensivas de las fuerzas antidisturbios en Urumqi, según comprobó Reuters.
Los manifestantes han, algunos de los cuales blandían cuchillos de carna, barras de hierro, palas y porras de madera, utilizaron agua para resistir el impacto en los ojos de los gases lacrimógenos. La policía debió intervenir después de que los manifestantes empezaran a tirar piedras contra los comercios de los uigures.