Suma y sigue. El Logroñés sigue perdiendo efectivos y sin poder fichar, algo que podría alargar esta inesperada cuesta de enero hasta final de temporada. Si el jueves era Iván Díaz quien anunciaba su marcha, un día después el turno ha sido para Chus López, que se marcha del conjunto blanquirrojo en busca de lo que aquí le ha faltado: minutos.
Si bien López comenzó la temporada como uno de los hombres fuertes de Quique Setién, poco a poco su buena estrella se fue diluyendo hasta el punto de que el ya ex-entrenador del Logroñés dejó de contar con él. López fue uno de los defenestrados conforme el conjunto blanquirrojo fue perdiendo el buen hilo de la categoría.
El propio jugador reconoce que hubo problemas personales que le marcaron el desarrollo de la temporada. “Me voy con sabor amargo, porque empecé bien, pero una grave enfermedad de mi padre me descentró y cuando empezaba a recuperarme me rompí, con lo que acusé de nuevo el bajón”, asegura el jugador que, sin embargo, reconoce que la decisión de marcharse del equipo la ha provocado los problemas para cobrar.
López se va del Logroñés perdonando al equipo lo que se le debe “más el año siguiente” y con la seguridad de que “en el tema económico no se están portando bien”. Para él, la situación se había vuelto insostenible: “Acabo de tener un crío, tiene 20 días y todo cambia: ya no se puede seguir sin pagar hipoteca, comida, etc...”
Para López, la situación no es nueva: “En el Sporting ya me pasé siete meses sin cobrar, es un mal del fútbol actual, pero sobre todo de la Segunda B, una categoría deficitaria porque no hay apenas afición ni sponsors”.
Ahora, el futbolista se muda a Marbella, donde ha firmado por un año y medio, hasta final de la temporada 2008-2009. Se va con pena porque, dice, “podía haber hecho mucho más de lo que hice” y también porque la afición siempre le ha tratado “fenomenal”. Y lanza un mensaje para navegantes: “Imagínate lo que es estar en tu trabajo, esforzarte y no ver recompensa. Sí, sientes los colores, pero no es lo mismo”.