La aparición de chinches en la cárcel de Logroño ha obligado a clausurar cinco celdas y a activar el protocolo específico. Según explican fuentes penitenciarias, una vez se detecta la presencia de estos insectos, bien porque se observan o bien porque hay picaduras, se procede a la clausura de la celda, se lava todo el textil a altas temperaturas y se aplica un tratamiento específico. Después, se aplica un tratamiento, se espera un tiempo determinado, se analiza su eficacia y en caso necesario, se repite el tratamiento.
Así las cosas, el problema de la cárcel se encuentra ahora con las celdas afectadas clausuradas y a la espera del tiempo oportuno para comprobar si el tratamiento ha funcionado. Los presos que alojaban las celdas han sido reubicados en otros espacios del centro, como han señalado también fuentes penitenciarias.
Los chinches son unos insectos muy resistentes, por lo que el seguimiento minucioso de estos protocolos es fundamental para su desaparición, especialmente en espacios cerrados como la cárcel. Los chinches provocan picaduras que normalmente desaparecen sin tratamiento en una o dos semanas, aunque pueden causar reacciones alérgicas en algunas personas.
Estos insectos son de color marrón y tienen el tamaño de una semilla de manzana. Se esconden en las grietas y dobleces de las camas, somieres, cabeceras, estructuras de las camas y cualquier otro objeto que esté alrededor de estas, y salen de noche, cuando provocan picaduras a los humanos, con mayor riesfo por tanto en hoteles, albergues y refugios comunitarios.