Concha Andreu: “Aspiro a no defraudar las enseñanzas de las mujeres del vino”
La presidenta del Gobierno de La Rioja, Concha Andreu, ha presidido su primer pisado de la uva en el cargo. En el acto, ha realizado un discurso centrado en “la promesa del vino”.
Su primer discurso como presidenta abierto a toda la sociedad riojana se ha centrado en la vendimia, en el vino, en sus cualidades y esencias. Ha sido un discurso emotivo para la presidenta, por su vinculación con el mundo vinícola.
“Soy una mujer del vino, como otras muchas mujeres que, antes y en mayor medida que yo, han hecho posible su historia en La Rioja”, ha afirmado. A todas esas mujeres, ha querido “reconocer su trabajo, su dedicación, su delicadeza, su amor, la transmisión de sus conocimientos, generación tras generación. Algo no siempre visibilizado”.
Andreu ha asegurado que ha aspirado siempre a mirarse en ellas y a “no defraudar sus enseñanzas”. Unas enseñanzas que pretende le sirvan para las tareas de gobierno, pues “si en el vino se pasa de la promesa al hecho, de la ilusión de su excelencia a la mesa, al igual, en la gobernanza, se trabaja para llegar a la cosecha de las ideas, de los proyectos, y de las promesas”. Ello requiere de un “trabajo comprometido”, ha continuado, “un trabajo que en muchos aspectos podemos considerar también 'de campo', por encontrarse pegado a la realidad, al acontecer diario, con sus imprevistos, urgencias, dilemas y problemas, que hay que afrontar con responsabilidad, con sentido práctico y con instrumentos”.
El vino, para la presidenta, no es un producto más. Es un aprendizaje vital: “Tratar con el vino constituye la garantía de no perder nunca contacto con lo fundamental: es una toma de tierra. Imprescindible. Básica”. Asegura que el vino es “una mezcla entre realismo y creatividad”. El realismo de las condiciones naturales y económicas, y la creatividad como “voluntad de buscar soluciones”.
Seguidamente, ha mencionado la situación internacional del mercado del vino: los nuevos competidores, desequilibrios y asimetrías del mercado, la resaca de la crisis, nuevos hábitos de consumo, la incertidumbre del Bréxit y del cambio climático.
Ha reconocido los esfuerzos de las bodegas en crecer “de una forma extraordinaria y reconocida nacional e internacionalmente en el enoturismo y en la ponderación del entorno cultural de la actividad vinícola”. Todo ese esfuerzo en colocar el vino riojano en los mapas de Arquitectura, Gastronomía y Artes es “creer en el vino, en nuestro vino”.
Para concluir su discurso, ha remarcado que todos los problemas, sin perderlos de vista, quedan al margen porque hoy es fiesta. Una fiesta en la que se recibe el primer mosto, “remostado por pies abrazados, de afecto y de tributo”. Ha querido señalar que cada vez son más las catas en las que es la mujer la que prueba el vino.
Y, tras desear buen año a los “hombres y mujeres del vino de Rioja, a los riojanos y riojanas, los aquí residentes y los que viven en Hispanoamérica o en otras latitudes, y a los que sentimos más cerca que nunca”, ha lanzado un “¡Viva el Rioja y la tierra que lo hace posible!”.
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