El problema fundamental de la muerte súbita es que en la mayoría de los casos, las causas son cardiopatías silentes y desconocidas por el propio deportista que, además, pueden pasar desapercibidas en los reconocimientos de pre-participación deportiva. Si a todo esto se le añade que no existen unos criterios unánimes de actuación a la hora de limitar la actividad deportiva, se consigue explicar por qué en nuestro país no se detectan a tiempo gran parte de las muertes súbitas en deportistas.
“Hoy en día, los reconocimientos médicos realizados en España son insuficientes a la hora de detectar las patologías más frecuentes asociadas a la muerte súbita y el deporte. En primer lugar, deberían regularse las pruebas incluidas en dichos reconocimientos según la edad del deportista y el nivel de práctica deportiva. En segundo lugar, establecer una normativa que tras la identificación de los sujetos con riesgo, permitiera a las federaciones apartarlos de la competición. Y por último, llevar a cabo una resucitación cardiopulmonar rápida y eficaz”, concluye.
TELEMEDICINA
Aunque se trata de una práctica clínica que lleva catorce años realizándose, hasta ahora no había entrado en la cantera de servicios como una práctica asistencial real en la mayoría de los hospitales terciarios de nuestro país.
Según Ignacio Fernández Lozano, secretario de la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), “desde el punto de vista de los dispositivos, como marcapasos y desfibradores, la telemedicina va a aportar seguridad a los pacientes y permitirá que los médicos vean en tiempo real todos los eventos graves que pueden ocurrir. Las principales ventajas que aporta son menos visitas presenciales, ahorro en los costes y en tiempo para los profesionales, y sobre todo, se ganará en comodidad para el paciente”.