Era una noble causa. El reverendo Adelir Antonio de Carli pretendía recaudar fondos para montar una 'parada espiritual' para camioneros en Paranagua, la segunda ciudad portuaria más grande de Brasil en comercio de productos agropecuarios. Para ello, el reverendo se encomendó a Dios, realizó unas plegarias por el buen tiempo y ató 1.000 globos de helio a una silla. Mediante este sistema pretendía romper el récord de 19 horas de vuelo con globos de helio, volando hasta Dourados, a 750 kilómetros de Paranagua.
Un vídeo de un sonriente reverendo Carli, de 41 años, vestido con un traje de vuelo térmico y ajustándose el cinturón a una silla rodeada de globos verdes, rojos, blancos y amarillos fue colgado en la web de la brasileña Globo TV. Equipado, además de con el traje térmico, con un casco, un paracaidas, un aparato GPS y un teléfono vía satélite, el reverendo despegó el domingo rumbo a Dourados, pero una corriente de aire le alejó de su objetivo y la última vez que fue visto estaba a unos 50 kilómetros de la costa, en medio del Océano Atlántico.
Al parecer, el reverendo tuvo ciertas dificultades para manejar el GPS y mandar las coordenadas de su paradero exacto, la única forma que tienen las autoridades brasileñas de localizarle, según informaciones de la CNN recogidas por Europa Press. Helicópteros y pequeños botes de pesca buscan a Carli, cuya altitud de vuelo alcanzaba nada menos que los 6.000 metros de altura, en la costa brasileña, en el estado de Santa Catalina, donde se encontraron restos de los globos de helio, la última señal que se tiene de que el reverendo sigue con vida.
En cualquier caso sus amigos y familiares no se muestran muy preocupados, pues aseguran que Carli es un paracaidista muy experimentado. “Estamos absolutamente confiados de que lo encontraremos a salvo, flotando en algún lugar del océano”, asegura la tesorera de su parroquia, Denise Gallas, que añade que el reverendo Carli sabía “qué es lo que estaba haciendo y estaba totalmente preparado para cualquier tipo de imprevisto”.