El Consejo Municipal de Manhattan aprobó por mayoría de 29 votos a favor, uno en contra y 10 abstenciones, la construcción de una mezquita cerca de la Zona Cero el pasado mes de mayo. La iniciativa “Cordoba House” (Casa Córdoba) es el nombre del proyecto que pretende asentarse a dos manzanas de distancia de donde estaban situadas las Torres Gemelas del World Trade Center, objetivo de los atentados del 11 de septiembre de 2001 cometidos por la red terrorista Al Qaeda. Lo curioso es que el debate sobre la mezquita ha saltado a la opinión pública dos meses después de que el proyecto se aprobase por el Consejo Municipal y además, esta polémica surge en un contexto en el que las relaciones de Estados Unidos (EEUU) con el mundo musulmán se encuentran en pleno apogeo: las tropas estadounidenses se retiran de Iraq, se han reanudado en Washington las conversaciones de paz entre Palestina e Israel, uno de cada cinco estadounidenses cree que su Presidente es musulmán… Entonces ¿Está en juego solo la religión?
El colectivo musulmán en Estados Unidos (EEUU)
En la actualidad unos 1.500 millones de personas profesan la religión instaurada por Mahoma originaria de la península Arábiga. Según el Vaticano, “el Islam (con todas sus ramificaciones) es la religión más extendida del mundo y recientemente ha superado el número de católicos”. A pesar de tener su cuna en La Meca (Arabia Saudí), las comunidades islamicas más numerosas se encuentran hoy en países no árabes del subcontinente indio, el sudeste asiático y Asia Central. Indonesia, con 200 millones de musulmanes, ocupa el primer puesto de seguidores, seguida de Pakistán, que acoge a más 159 millones de fieles.
Desde la década de 1880 a 1914, miles de musulmanes emigraron desde el Imperio Otomano y zonas del sur de Asia a EEUU. En la actualidad, los musulmanes americanos provienen de diferentes ámbitos y son un grupo religioso de los más diversos del país, así, la variedad de musulmanes que mayor número acoge son los sudasiáticos de la India y Pakistán y los árabes, que constituyen el 60-65 % de la población musulmana. Los estadounidenses que más profesan esta fe son principalmente los afroamericanos, muchos de ellos también convertidos durante los últimos setenta años, que simbolizan una cuarta parte del total de la población islámica. Otro factor que ha contribuido a su crecimiento ha sido la conversión al Islam en las cárceles y en las grandes ciudades estadounidenses, según revela una encuesta realizada por la empresa estadounidense Gallup en 2009.
Hasta la fecha, no hay ninguna cifra oficial del número de musulmanes en EEUU y existe cierto debate sobre el verdadero tamaño de esta población. Diversas instituciones y organizaciones han dado una amplia variedad de estimaciones sobre el número de musulmanes: Una encuesta sobre identificación religiosa elaborada en 2008 estimó que serían 1.300.000 personas, el centro de investigación Pew (muy reconocido en temas de investigación) declaró el año pasado que eran unos 2.500.000, el U.S. News & World Report afirma que superan los 5.000.000 de practicantes y el Consejo de Relaciones Americano-Islámicas (CAIR) ha afirmado este año que esta comunidad cuenta con 7.000.000 de seguidores en EEUU, es decir, un 2,6 % de la población total.
Dentro de la comunidad musulmana en Estados Unidos existen una serie de tradiciones diferentes así como en el resto del mundo, los musulmanes sunitas son mayoría y los musulmanes chiítas, especialmente los de la comunidad inmigrante iraní, también se activan en los asuntos comunitarios. Además los musulmanes en los Estados Unidos han contribuido a la cultura estadounidense: hay varios grupos de comedia musulmana, grupos de rap, grupos Scout y revistas.
La ‘Casa Córdoba’
El pasado 25 de mayo, las autoridades del barrio del sur de Manhattan, el Community Board 1 (de los cincuenta y nueve que hay en Nueva York) se manifestaron a favor del proyecto, por 29 votos a favor, uno en contra, y diez abstenciones. En el debate anterior, participaron 100 defensores y detractores del proyecto, entre ellos alumnos y rabinos que expusieron sus argumentos.
El proyecto comienza con una operación inmobiliaria que tiene que ver con dos edificios conectados entre sí situados entre el 45-47 y el 49-51 de Park Place, entre West Broadway y Church Street, lugar de ubicación donde planea asentarse la mezquita y el centro cultural. Estos edificios recibieron el impacto en su estructura y en el tejado de una parte del avión que se estrelló contra la torre sur del World Trade Center. La empresa promotora de la compra de ambos edificios, Soho Properties, es propiedad del magnate inmobiliario arabia saudita Sharif El-Gamal, socio a su vez de Nour Moussa, sobrino del secretario general de la Liga Árabe (la agrupación de Estados árabes), Amr Moussa. Podría ser que esta asociación Liga Árabe-mezquita EEUU no fuese fruto de la casualidad, pues gran parte de las mezquitas y centros islámicos de Europa son financiadas por gobiernos foráneos, en especial por Arabia Saudí (que también influye en la designación de sus imanes) y ahora podría generar el interés por EEUU.
El Cordoba House, contará con una inversión de 100 millones de dólares (unos 78 millones de euros) que ha generado numerosas especulaciones acerca del origen de ese dinero. El-Gamal aspira a conseguir gran parte del dinero con acciones, bonos, subsidios y donaciones privadas, lo que ha levantado también las sospechas de que el centro podría ser financiado con dinero de grupos extremistas de Oriente Medio (acusaciones desmentidas por el promotor). La ONG Muslims for Peace, también acepta donaciones para la construcción del centro.
En lo referente a la ubicación del edificio, a dos calles de la Zona Cero, El-Gamal ha declarado que la localización fue accidental y que el complejo fue comprado para satisfacer las necesidades de la creciente comunidad musulmana en Nueva York. Asimismo, el fundador de la Casa Córdoba, el imán Feisal Abdul Rauf, afirmó que habría trasladado la localización del centro si hubiese sabido de antemano que se iba a generar tanta polémica al respecto.
Además de la mezquita, que es el centro que más polémica ha suscitado del proyecto, también habrá un auditorio de quinientas plazas, un teatro, gimnasio, piscina, pista de baloncesto, guardería, salas de exposiciones, librería, escuela de cocina y restaurante halal (de comida permitida por la religión musulmana).
Nueva York con 8,4 millones de habitantes cuenta con más de 100 mezquitas repartidas entre sus cinco condados, 2000 iglesias (entre católicas y protestantes) y más de 1000 sinagogas. En cuanto al principal debate de la opinión pública en torno a la mezquita, se han abierto dos frentes claramente diferenciados: Los defensores que identifican la construcción como símbolo de tolerancia y pluralismo y los detractores que piensan que el edificio reabrirá viejas heridas.
De un lado, se encuentran los defensores del edificio, entre ellos las mismas autoridades del barrio del sur de Manhattan que aprobaron el proyecto, Michael Bloomberg (el alcalde de Nueva York), el Presidente Barack Obama y además, asociaciones de vecinos y algunos familiares de las víctimas de los atentados terroristas como es el caso de la coalición de derechos civiles ‘New York Neghbors for American Values’ (Vecinos de Nueva York por los Valores Estadounidenses). Lo que defienden principalmente es la libertad religiosa y así se refleja en la voz de algunos escritores como la de Jean Grillo que afirma que “donde mejor se puede aprender tolerancia es en el mismo lugar en el que el odio intentó matar la tolerancia” o como afirma Álvaro Vargas Llosa, hijo del escritor peruano Mario Vargas Llosa, que la mezquita “es la negociación de lo que Estados Unidos debe ser: tolerancia, propiedad privada y pluralismo”.
Del otro lado se sitúan los opositores al proyecto. Entre las voces más sonadas se encuentran los familiares de las víctimas de los atentados del 11-S, Sarah Palin (del Partido Republicano) y el candidato Republicano para Gobernador de Nueva York, Rick Lazio. Este grupo se muestra en contra principalmente por la proximidad del centro a la Zona Cero. Es esta línea, las encuestas publicadas por la CNN o por el diario The New York Times, dan a entender que hay más opositores que defensores del proyecto. El sondeo promovido por la CNN y difundido recientemente, reveló que el 68% de los estadounidenses se opone mientras que el 29% se declara a favor y la encuesta del New York Times revela que la mayoría de los neoyorkinos rechaza la propuesta pero reconoce que los promotores tienen derecho a llevarlo a cabo mientras que el 35% se muestran a favor.
Pero la polémica en torno a la construcción de la mezquita no termina con el debate de la opinión pública, el proyecto ha salpicado también a la religión, como es el caso de la amenaza que realizó el pastor de Florida, Terry Jones, que convocó un evento para quemar coranes para protestar “contra el terrorismo internacional” y negociar el cambio de ubicación de la mezquita. Después de que recibiera numerosas críticas, el pastor estadounidense se echó para atrás en la quema y no ha logrado que la mezquita cambie de ubicación pues como ha declarado el Imán Feisal Abdul Rauf “la decisión de mover la mezquita de sitio dependía de un acuerdo con líderes musulmanes”. Pese a todo, la construcción de la mezquita se mantiene en los edificios 45-47 y el 49-51 de Park Place.
La verdadera polémica
Atendiendo al número de musulmanes residentes en Estados Unidos (casi un millón), no es de extrañar que cuando más se incrementa el número de practicantes, más aumentan sus necesidades y que se plantee la construcción de una nueva mezquita que satisfaga esto es razonable. Pero ¿la polémica es sólo por razones religiosas o esconde algo más?
El próximo 2 de noviembre, se celebran elecciones en EEUU. Serán renovados todos los 435 escaños en la Cámara de Representantes y los 100 escaños en el Senado, así como 38 gobernadores, varias legislaturas estatales, cuatro legislaturas territoriales, y también tendrán lugar varias elecciones a nivel local y estatal. En este contexto, Barack Obama se enfrenta a un nuevo reto porque probablemente su partido pierda la mayoría en ambas Cámaras pues su figura ha perdido apoyo ciudadano, sus rivales están ganando fuerza y la crisis económica no está ayudando.
El panorama se dibuja complicado para el Partido Demócrata en las próximas elecciones, el índice de aprobación del Ejecutivo ronda el 45% y más del 60% de los votantes cree que el país no tiene una política interna óptima y además, los republicanos superan a los demócratas por más de 10 puntos entre los votantes registrados y por cerca de 15 puntos entre los posibles votantes. Con todo esto, las esperanzas de Obama en salvar su presidencia se centran en el período posterior a noviembre, cuando un nuevo escenario político haga posible reelaborar su política de cara a su reelección en 2012. La figura del presidente estadounidense a parte de perder popularidad, ha polarizado en cierto sentido al país, hoy sólo un 28% de los blancos lo votarían y la extrema derecha ha conseguido construir un extraño perfil suyo: el 18 % de la población cree que es musulmán.
Este perfil musulmán de Obama, es uno de los causantes de la polémica en torno al proyecto Cordoba House. Una encuesta elaborada por Pew Forum on Religion and Public Life, reveló a mediados de agosto que el 18 % de la población cree que su presidente es musulmán. El sondeo se realizó antes de que Obama se manifestara a favor de la construcción de la mezquita y sus resultados salieron después de estas declaraciones. “Esta incertidumbre o confusión es una de las conclusiones más llamativas del estudio, porque está presente tanto en sus detractores (republicanos) como en sus seguidores (demócratas)”, afirma Pew Forum on Religión and Public Life.
En cuanto la Casa Blanca conoció los resultados de la encuesta no tardó en pronunciarse, “el presidente es un devoto cristiano” que reza “todos los días”, afirmó la Casa Blanca en un comunicado. No obstante, pese a esta polémica, lo que es innegable es que el presidente pretende mejorar la relación de Estados Unidos con el mundo musulmán y puede que eso se refleje en su apoyo a la construcción de la mezquita. El pasado 14 de agosto, en la cena celebrada en la Casa Blanca para celebrar la ruptura del ayuno en el primer día del Ramadán, Obama defendió la libertad religiosa y su derecho a construir un lugar de oración en la propiedad privada de la Zona Cero de Manhattan. “Creo que los musulmanes tienen el mismo derecho a practicar su religión que cualquier persona en este país. [...] Esto es América. Nuestro compromiso con la libertad religiosa debe ser inquebrantable”, afirmó el Presidente.
Del lado opuesto, los que desaprueban la construcción de la mezquita, se encuentran la que fue número dos de los republicanos en las últimas elecciones presidenciales, Sarah Palin y el candidato republicano para gobernador de Nueva York, Rick Lazio.
Por lo tanto, que la polémica acerca de la construcción de la mezquita salte a los medios de comunicación y a la opinión pública dos meses después, parece una estrategia política de ambos partidos (Demócratas y Republicanos) de cara a las futuras elecciones. Por un lado se encuentran los Republicanos dibujando un perfil musulmán del Presidente en un país mayoritariamente católico y oponiéndose a la construcción de la mezquita y por otro lado se hallan los Demócratas apoyando la causa e intensificando las relaciones con el mundo musulmán como puede comprobarse con la salida de Estados Unidos de Iraq o las negociaciones de paz entre Israel y Palestina que se están llevando a cabo en EEUU. En este contexto, la construcción de la mezquita parece haber sido el detonante que ha reflejado la crisis política que vive Estados Unidos (y no sólo el reflejo de la opinión pública sobre estar a favor o en contra del proyecto) y que está pagando la comunidad musulmana.