La tensión y el dolor de trabajadores y familias afectadas por el expediente de cierre de la factoría de Lear en Arrúbal, en La Rioja, se ha manifestado hoy en una asamblea de trabajadores tras la presentación ayer del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para los 305 trabajadores de plantilla.
Varios operarios, en declaraciones, ha expresado su preocupación por la complicada situación que se les plantea como consecuencia del cierre de una empresa en la que, en la mayoría de los casos, llevan trabajando más de una década.
María Angeles Sáenz tiene 45 años, lleva trabajando catorce en concepto de fija discontinua, y subraya que se ve abocada a “una situación dramática por el complicado futuro que hay en esta Comunidad”, con un paro de 21.693 trabajadores, según los últimos datos facilitados por el Ministerio de Trabajo.
Sáenz explica que hace extensivo su dolor al resto de operarios de esta planta, entre ellos, matrimonios e, incluso, familias de hasta ocho miembros, que han declinado realizar declaraciones.
Benito Santamaría Navarro, casado y con tres hijos de corta edad, también muestra su dolor y califica de “dramática” la situación que se le avecina con el cierre de la planta, con independencia de las indemnizaciones que se puedan recibir en la actual coyuntura.
Pedro Pérez Alvarez, de 61 años y trabajando en Lear desde 1989, subraya que el cierre era “previsible”, aunque recalca que “no te haces a la idea hasta que no llega”.
Este operario dice estar a la espera de las indemnizaciones y prejubilación, a la que espera acogerse si la empresa establece esta posibilidad.
Nieves Torres lleva trabajando en Lear 24 años y también subraya el cierre se “veía venir” porque la empresa “llevaba dos o tres años sin acometer nuevas inversiones”.
Casada y con un hijo, se muestra “muy dolorida” por esta situación por el esfuerzo, afirma, que los trabajadores han hecho en esta planta, pero admite que hay trabajadores en “peores circunstancias”.
Según ha informado el presidente del comité de empresa de Lear, Luis Miguel Rodríguez, la asamblea se ha celebrado a puerta cerrada en un clima de “tensión” por el alcance del cierre de una planta que emplea a 305 trabajadores.