La semana que viene acabará el curso escolar y los colegios pondrán la mirada en septiembre y en preparar el próximo curso escolar. Sin embargo, las guarderías y centros de educación infantil privadas -las públicas seguirán cerradas- albergan la esperanza de abrir este verano y poder dar servicio a las familias que deben volver al trabajo y no tienen con quién dejar a los niños.
Cerrados desde marzo, estos centros atraviesan una importante crisis ante la que, a su juicio, en La Rioja se ha actuado tarde. Y es que en otras comunidades como Canarias, País Vasco o Murcia ya han vuelto a prestar servicio.
El Gobierno Central ha delegado en las Comunidades Autónomas la competencia de crear protocolos específicos para reabrir las guarderías. Por ello, el Ejecutivo regional ha incluido a la Asociación de Guarderías y Centros de Educación Infantil de La Rioja, perteneciente a la FER, en la mesa de trabajo creada para establecer cómo será la vuelta al cole.
Una mesa en la que se crearán unos protocolos sanitarios y, a partir de ahí, cada centro deberá elaborar su propio plan de contingencia. Las guarderías en verano no dependen de la Consejería de Educación, pero el plan de contingencia que aplicarán el próximo curso también es válido para los meses estivales, con lo que esperan poder abrir aplicando estos planes antes de septiembre.
La presidenta de este colectivo, Sandra Íñiguez, cree que los trámites podrán estar listos para abrir en julio. “No cabe duda de que vamos tarde, pero ahora hay que coger el toro por los cuernos”, subraya.
Y es que son muchas las familias que tienen series dificultades de conciliación y que, tras tres meses “apañándose” para cuidar a sus niños, se enfrentan ahora a dos meses más de problema. “Somos el eslabón de la conciliación. Hay padres y madres que por no tener dónde dejar a sus hijos han tenido que rechazar trabajos, quedarse en casa o pedirse una excedencia, porque con estas edades es difícil dejarlos en otro sitio”, explica.
Íñiguez explica que hay guarderías que no quieren abrir, pero otras sí y espera que los protocolos lleguen a tiempo para aliviar la crisis económica del sector. Ahora el 40% de sus trabajadores, los que atienden a niños de 0 a 1 año y de 1 a 2 años, están en ERTE, mientras que el 60% (los de menores de 2 a 3 años) sí están recibiendo su sueldo, ya que su labor es remunerada por la Consejería a través del bono infantil.
¿Y cómo será la vuelta? La mesa de trabajo estudia cómo se pueden aprovechar todas las instalaciones de los centros, cómo se ofrecerán los servicios de comedor, cómo serán los flujos de entrada y salida... Se dibuja una rutina muy diferente a la existente hasta ahora, que deberá tener en cuenta además lo complicado que será respetar las distancias con niños tan pequeños.