@page { size: 21cm 29.7cm; margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm }
Dejar de beber es un proceso que pasa por diferentes fases. La primera de ellas es cuando una persona no reconoce que tiene un problema con el alcohol, aunque todos los de su entorno se hayan dado cuenta (médicos, familia, pareja, hijos...). Luego comienza a reconocer la existencia del problema e intenta dejar de beber por sí sola, pero la mayoría de las personas fracasan en este intento. Para continuar en el proceso de cambio necesitan ayuda que pueden encontrar en las asociaciones integradas en la Federación Riojana de Asociaciones de Alcohólicos en Rehabilitación.
Una vez que han dejado de beber, es necesario que se mantengan en esa abstinencia, pero es muy posible que esas personas recaigan y vuelvan a retomar esos hábitos que le perjudican a él y a las personas de su alrededor. El proceso de dejar el alcohol es largo y complejo, ya que precisa de un cambio de actitudes y estilo de vida. Pero es más fácil salir con la ayuda de otras personas que han pasado por lo mismo.
En estas charlas se tratará cada día de una de estas fases e irán dirigidas tanto a los enfermos como a sus familiares. Es el segundo año que se realizan estas tertulias y es que en las encuestas que se repartieron entre los participantes en 2009 se puso de manifiesto el deseo de continuarlas.
¿Tiene datos de las personas que tienen problemas con el alcohol aquí en La Rioja?
Nosotros tenemos datos de los que van a las asociaciones que están integradas dentro de la federación, que son unas 150 personas. Tampoco hay manera de computarlo exactamente porque hay gente que no va a pedir ayuda. Esos son los datos que manejamos, lo demás serían elucubraciones.
¿Han notado un ascenso de la gente que les pide ayuda?
Sí. Últimamente está aumentando bastante en personas relativamente jóvenes, entre 30 y 40 años. Esas personas solicitan información y van a las asociaciones cada vez más y cada vez más jóvenes. Pedir ayuda es muy importante.
¿A qué cree que es debido que acudan cada vez más jóvenes?
En la mayoría de los casos a ese tipo de conducta adictiva de los fines de semana, del botellón y del consumo abusivo y compulsivo del alcohol. Pero a nosotros nos viene gente de todas las edades. Habrá gente que tenga ese problema e intente solucionarlo sin ayuda externa, que será muy difícil, pero de todo habrá.
El alcohol está muy presente en nuestra sociedad y nuestra cultura, con lo cual para estas personas tiene que ser muy difícil cambiar su hábitos y estilo de vida.
Sí. Tentaciones nos vienen de todos los sitios. Es muy difícil, cuesta mucho, hay que sufrir... pero los beneficios son muy grandes y además a corto plazo. La familia y el entorno siempre está esperando que el alcohólico cambie y a poco que cambia, la familia y los amigos se vuelcan en él. Tiene que cambiar de hábitos porque una persona que ha vivido por y para el alcohol, cuando deja de beber ha perdido a su mejor amigo. Antes estaba orientado al consumo de alcohol y ahora tiene que huir de aquellas situaciones que para él supongan de riesgo.¿La sociedad tiene que cambiar también la visión que se tiene sobre el alcohol? Por una parte se nos dice que es bueno y por otra que es malo. Es una adicción legal que está muy presente, sobre todo aquí en La Rioja.
El alcohol es una droga que mata y hablar de eso en La Rioja es un contrasentido. Hay una cosa que hay que tener clara. El vino, en su justa medida y con moderación, yo no digo que sea bueno, porque no lo es, pero puede ser más o menos tolerable. Yo lo que creo es que en lo que se debería hacer más hincapié es en informar en la parte negativa que tiene el alcohol. No basar la publicidad en los presuntos efectos benefactores del alcohol, sino en los aspectos negativos del abuso. ¿Qué es lo que puede ocurrir? ¿Cuánto le cuesta a la sociedad los enfermos alcohólicos? ¿Cuánto cuesta a la Seguridad Social cada día un afectado de cirrosis hepática como consecuencia del alcohol? Para que la sociedad sepa que con moderación se puede beber, pero también las consecuencias que uno puede tener si se pasa.
Pero aquí en La Rioja esa información quizás sea tabú porque se intenta fomentar el consumo de vino, ya que representa un pilar fundamental de la economía.
Sí, pero yo creo que se ganaría más informando de los efectos negativos porque serían consumidores moderados siempre. No se debe incentivar el consumo abusivo, como se puede ver en muchos sitios, porque una parte importante de la juventud será mañana alcohólica y dejará de beber o se morirá por cirrosis o por enfermedades relacionadas con el alcohol y esos no serán ya clientes. Es una información que está mal orientada. Si se fomenta el consumo moderado de alcohol tendrás clientes para toda la vida. Si se incentiva el consumo con campañas agresivas, por ejemplo, con regalos, no es interesante para nadie.
¿Qué le parece la campaña de esta semana por la que te regalan una botellita de vino al comprar un libro?
A mí, todo lo que sea regalar vino me parece mal. Es una iniciativa y hay que enmarcarla en el contexto en el que está, pero eso es un ejemplo de que estamos en La Rioja.
Aparte de las presiones que reciben los adultos, los jóvenes tienen más puesto que están en una edad difícil en la que el entorno social es muy importante.
Este es un tema muy complicado con muchas vertientes pero yo con los jóvenes soy de tolerancia cero porque son personas que no están hechas al 100% y su cabeza y su cerebro tampoco está completamente desarrollado. El que comiencen a beber a una edad de 13,6 años en este momento es un riesgo muy alto de que en un futuro tengamos muchos adultos con problemas relacionados con el alcohol.
Lo que está demostrado es que los adolescentes, no todos, salen los fines de semana, se emborrachan, beben compulsivamente y en muchos casos son jóvenes que no tienen edad para comprar alcohol. ¿Qué pueden hacer los padres?
Lo que pueden hacer es informar a los hijos, estar encima de ellos y orientarles en otros estilos de vida más saludables que lo que es el botellón del fin de semana.
El ocio del fin de semana se centra en los bares ¿Cree que desde las administraciones se tendrían que dar alternativas a los jóvenes o cree que es una cuestión de cultura, de familia y de los propios jóvenes que no buscan otras alternativas?
Yo creo que los jóvenes se van a lo fácil y no buscan. Hay polideportivos abiertos los fines de semana, pero eso es muy difícil de combatir. Habría que poner un policía detrás de cada menor de 18 años para que no consumiera. Estamos en una sociedad tan alcohólica, que es muy difícil combatirlo. Se puede combatir con información y campañas de prevención, pero hay muchos intereses mezclados.