El director general del Banco de España, José Luis Malo de Molina, defendió este lunes la política fiscal como un instrumento para que España pueda “volver a la senda de estabilidad presupuestaria”.
Malo de Molina realizó esta reflexión en la conferencia que ofreció este lunes en Bilbao bajo el título “La economía española en la crisis”, dentro de una jornada organizada por El Nuevo Lunes y BBK.
En su intervención, se refirió al “deterioro” del saldo presupuestario en España, con una caída del 12 puntos del PIB en dos años y que, según indicó, ha sido “particularmente rápido”, ya que una parte “importante” de los ingresos provenían del sector inmobiliario, lo que, teniendo en cuenta la situación atravesada por el sector, ha afectado a la “capacidad recaudatoria”.
En este sentido, manifestó que la política fiscal en España tiene que “adoptar un tono de restablecimiento de una senda creíble” de consolidación presupuestaria.
Malo de Molina señaló que la “mejor contribución” que se puede hacer es que se perciba que la economía española está en condiciones de “volver a la senda de estabilidad presupuestaria”. A su juicio, para ello son necesarias medidas “ambiciosas y transparentes”.
El director general del Banco de España afirmó que para llegar a esa estabilidad, hay que recurrir a todos los instrumentos de la política presupuestaria, como el control del gasto público, pero aseguró que “no cabe descartar” tener que recurrir a “restablecer unas bases de recaudación fiscal más estable y sostenible” y, por lo tanto, a acudir a determinadas medidas de carácter fiscal.
“ENCRUCIJADA”
Por otra parte, afirmó que la economía española está atravesando la “encrucijada más difícil de las últimas décadas” y añadió que, en el caso de España, a la crisis mundial se ha superpuesto un “ajuste interno” derivado de los “desequilibrios acumulados” en los últimos años.
Malo de Molina manifestó que, en el ámbito internacional, “lo peor ya ha sido superado”, los “escenarios ”más preocupantes se han descartado“ y se aprecía el ”horizonte de una recuperación, que será “débil y lenta”.
En el caso de España, cree que “la digestión de la crisis será ”larga y complicada“. En este sentido, aseguró que, mientras en otras zonas, las previsiones empiezan a revisarse al alza, cree que ”todavía habrá que esperar“ para que eso ocurra en España. En todo caso, indicó que no le preocupa cuándo llegara el momento en el que haya crecimiento positivo en un trimestre sino ”a qué velocidad vamos a salir“.
No obstante cree que en España el primer trimestre de 2009 fue el “momento más agudo de contracción” y ahora “la fase más aguda” se está “superando”. A su juicio, hay “señales” que acercan a “la estabilización”.
Sin embargo, indicó que, a pesar de ello, la economía española tardará “mucho tiempo” en recuperar los niveles de producción de antes de la crisis, debido a que la salida de la crisis requiere superar los “desequilibrios” previos que ya existían, entre ellos, la debilidad de su demanda, la corrección del sistema inmobiliario o el problema del desempleo.
No obstante, señaló que la caída de la demanda también tiene algunos aspectos más positivos, ya que ayuda a “corregir” el déficit exterior o el diferencial de inflación. En relación a una posible deflación, manifestó que el riesgo siempre ha sido “pequeño” y ahora es menor.
Malo de Molina manifestó que la contraccion de la demanda ayuda a corregir algunos “desequilibrios”, pero indicó que se está haciendo “de forma costosa”, por la “importante” reducción del empleo que se está produciendo. “Se está desplazando toda la intensidad del ajuste al empleo”, señaló.
El responsable del Banco de España aseguró que la buena evolución del empleo es fundamental para “generar confianza”. En este sentido, señaló que la economía española tiene “un problema en cómo funciona el mercado de trabajo”. A su juicio, ello “dificulta” la posibilidad de recuperación y “la política económica tendrá algo que hacer”.
Malo de Molina indicó que, en la actual coyuntura, la política económica tiene un “papel decisivo” y afirmó que el “principal instrumento” que tienen las autoridades para abordar la crisis son acometer reformas estructurales, que, en el caso de España, tienen que abarcar un “conjunto amplio de terrenos”.
En concreto, defendió la necesidad de una reforma del mercado de trabajo porque existe “un problema”. A su juicio, hay que “innovar” en las fórmulas de contratación para los nuevos trabajadores que se incorporen al mercado laboral. Además, cree que, en el ámbito de la negociación colectiva, se debería reflexionar para que los salarios se ajusten a las necesidades reales de cada empresa. También defendió la eliminación de las cláusulas de salvaguarda.
Por otra parte, cree que se deben “mover” las políticas activas de empleo, porque la protección al trabajador “no es un subsidio” sino que debe ayudarle a “buscar empleo”. En este sentido, cree que el actual sistema de protección es “muy pasivo” y centrado en las prestaciones.
SISTEMA FINANCIERO
También se refirió al sistema financiero español, señalando que estaba “bien preparado” para poder soportar los efectos de la crisis mundial y, por ello, ha “sobrevivido sin gravísimos accidentes”.
No obstante, advirtió de que eso no quiere decir que el sistema financiero español esté “libre totalmente” de posibles problemas. De hecho, apuntó que puede “enfrentarse a una segunda oleada de posibles problemas”.
En este sentido, aseguró que no todas las instituciones estarán en las “mismas condiciones” y por ello consideró importante adoptar “medidas de precaución” para evitar “estos posibles problemas”. “Tenemos que cuidar el sistema financiero”, aseguró Malo de Molina, que recordó que se han arbitrado algunas medidas como el FROB.
Por último, defendió, como otra de las reformas estructurales pendientes, la necesidad de liberalizar determinados mercados donde todavía no hay suficiente competitividad.