El billete para jugar la próxima temporada ya está sacado. Todo gracias al triunfo, trabajado pero cómodo, frente a Guadalajara por 33-26. Una victoria que permite pensar en el subcampeonato y que impulsa las ilusiones de la afición franjivina. Desde el comienzo del curso estaba ahí ese objetivo de la plaza continental. Había dudas tras la marcha de Jota y el ‘ascenso’ dentro del cuerpo técnico de Miguel Ángel Velasco. Además, se había apostado por la juventud (Sergey Hernández, los hermanos Cadarso), con varias cesiones (Fekete y Junior Scott) y se daba continuidad a la plantilla de la temporada pasada, caso de Kusan, Kukic, Del Arco o los habituales Sánchez-Migallón, Garciandia o Muñoz. Las interrogantes las ha ido disipando el juego del equipo, más o menos regular y, sobre todo, con una gran segunda vuelta -tablas ante el Barcelona incluidas- que permite a los franjivinos pelear por el subcampeonato -se la van a jugar el próximo sábado en el Palacio ante Bidasoa Irún-.
En cuanto al choque ante los alcarreños, el bloque riojano se mostró sobrio desde el comienzo merced a un solvente Hernández bajo palos que mantuvo, en todo momento, a su equipo con porcentajes entorno al 40% de acierto. Con un valladar en la portería, el juego de los locales fue en aumento. El 5-2 ya vaticinaba que estaban más metidos los anfitriones. Por si fuera poco, la roja que vio Hombrados, a los 13 minutos, pareció desanimar a un Guadalajara que se veía lejos de competir con el 11-6 pasados los 18 minutos.
Pero supo aguantar, pelear por los puntos en juego y se marchó al descanso con un 15-12 que podía hacer dudar a un BM Logroño donde Garciandia estaba lúcido. Niewrzawa brillaba para los suyos, pero el resto del equipo no ayudaba tras esa acción en la que el veterano guardameta paró una contra en lo que puede considerar un error impropio de su jerarquía. Aún así, recuperó la intensidad para presentar batalla hasta el intermedio.
En la vuelta a la pista, el conjunto riojano pisó el acelerador para no sufrir apuros y dosificar esfuerzos. En apenas 10 minutos ya había puesto la directa para recobrar una ventaja insalvable. El 24-17 hizo mella en los visitantes más allá del buen hacer de Eceolaza, por momentos. Pero era insuficiente para enfrentarse a un BM Logroño que estaba a gusto, que saboreaba cada acción y que asumía que iba a ganar. La motivación del subcampeonato es sugerente y se nota.
Además, la dupla serbia Kukic e Ilic entraba en acción para prácticamente redondear el duelo y sacar la máxima del choque; un 32-22 que afectó a los alcarreños, por cuanto pudieron recortar en los instantes finales para maquillar un encuentro en el que la roja de Hombrados les descentró por completo. También se acusó el desgaste realizado por los visitantes que contaron con menor rotación que un BM Logroño al alza.