El cementerio de la 232
Son sólo 140 kilómetros que recorren La Rioja, al igual que lo hace la AP-68. Sin embargo, el índice de tráfico que soporta la N-232 es muy superior al de la autopista y también el número de accidentes. De los 18 fallecidos en las carreteras riojanas en lo que va de año, siete han sido en esta vía, la temida 232.
A falta de un mes y medio para que finalice el año, esta cifra ya iguala a la del año pasado, con 18 fallecidos en todo 2015, el doble de las víctimas registradas el año anterior, 2014.
Las dos víctimas mortales del accidente que tuvo lugar este lunes en Gimileo se suman a esta negra lista, tan sólo tres semanas después de que un camionero falleciera arrollado en un accidente en Alfaro cuando se encontraba en el arcén. Este accidente, a su vez, provocó la colisión de otro camión por la parte de atrás del vehículo.
En verano, el 15 de agosto, la víctima fue un hombre de 40 años, que perdió la vida en un choque frontal entre dos coches a la altura de Murillo del Río Leza. El 1 de junio, un peatón de 61 años, vecino de Badarán, murió tras sufrir un atropello por un camión en el término de Rincón de Soto, cuando cruzando la carretera nacional.
En Alfaro también se registró otra víctima en mayo, cuando un coche un camión chocaron, provocando la muerte del conductor del primer vehículo, y el primero de los accidentes mortales del año tuvo lugar en Arrúbal, donde falleció un hombre de 55 años, residente en Granollers, al chocar su coche frontalmente con un camión.
TRAMOS PELIGROSOS
Lo cierto es que la N-232 lleva ya 174 muertos desde que se amplió la concesión de la AP-68 en el año 2000, unas cifras que la han convertido también en la carretera más vigilada de La Rioja. De hecho, de los siete tramos de las carreteras riojanas especialmente señalizados por la Dirección General de Tráfico (DGT), cinco están en la N-232.
Estos tramos especialmente peligrosos se encuentran entre Alfaro y Rincón de Soto, entre Rincón de Soto y Calahorra, entre Calahorra y El Villar de Arnedo, entre El Villar de Arnedo y Ausejo y entre Cenicero y Gimileo. A estos puntos se unen un tramo en la N-120a entre Nájera y Bañares y otro en la N-111 entre Nalda y Lardero.
Son tramos donde la DGT ha detectado aumentos de la accidentalidad y la mortalidad asociados a los excesos de velocidad durante el período 2010-2014. Esta nueva señalización, un panel rectangular de fondo anaranjado con el pictograma de Velocidad Controlada por Radar, advierte de la proximidad de tramos de carretera peligrosos donde la velocidad está controlada.
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