Por Nacho Labarga
Tras muchos meses de trabajo y esfuerzo llegó la recompensada esperada. La Sociedad Deportiva Logroñés festejó ayer el primer ascenso de su historia en su temporada inaugural. No debería sonar raro ya que todo el empeño y sudor realizado previamente tenía como único objetivo ese propósito. El objetivo se consumó la jornada anterior, pero la gesta se quería celebrar en ‘casa’, junto con los aficionados que tanto han apoyado y sufrido durante el año.
El sol, que inundó Logroño desde las primeras horas, no era si no el preludio de un día alegre en la familia blanquirroja. Un síntoma de que la jornada transcurriría cálida, alegre, festiva.
Todo ello redondeado con una nueva victoria, ocho regalos para seguir batiendo records
y un pasito más hacía el nuevo objetivo planteado por el club: la imbatibilidad en lo que queda de liga. Si la tensión no falla, no parece complicado que se alcance. A continuación, jugadores y afición se citaron en la fuente de Murrieta para recordar viejos tiempos de ascensos al cántico de ‘Logroñés, Logroñés’. En el pub ‘Absolut’ se culminaron los brindis y los festejos que dejan al club blanquirrojo en su nueva categoría: la Tercera División