El Fárdelej cierra esta edición entre la nostalgia de Revólver y los ritmos más modernos de Delafé

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La segunda jornada de conciertos en el Arnedo Arena llegó a su fin, y con ella la culminación de una edición que confirma al Fárdelej “como un festival único en su especie”, tal y como indican desde la propia organización.

Los Estanques, una de las apuestas ganadoras del festival, subían al escenario para dar comienzo a la última jornada de conciertos. El cuarteto santanderino, liderado por el carismático Íñigo Bregel, demostró tener una voracidad creativa que se expande en directo y en la que caben desde el rock progresivo, al rock de corte puramente clásico o incluso pasajes de free jazz.

Muestra de ello fue la colosal interpretación de “Efemeride”, un tema que arrancó a los presentes una gran ovación, o la insólita “Contiene Percal”, en la que Bregel utilizó su teclado rojo como instrumento de percusión. Sin duda demostraron ser banda a tener en cuenta para los amantes de los sonidos añejos y los efluvios a lo Gilles Gilles and Fripp o Gentle Giant, siguiendo la estela de bandas actuales como Lemon Twigs o Thundercat.

El público que faltaba por llegar apresuró su entrada para hacerse un hueco en el ruedo, antes de que Revolver comenzara a disparar sus grandes éxitos.

Coque Malla conquista el Arnedo Arena

Es bien sabido que Carlos Goñi es un músico de perfil tímido pero cuando suenan los primeros acordes de canciones como “Tu noche y la mía”, “Es tan solo amor”, “Tú y yo”, “El Dorado”, “El roce de tu piel” o la visceral “Odio”, por mencionar algunas, todo cambia pues son himnos que perduran impertérritos en la memoria. Cualquiera de sus éxitos, son caballo ganador. Destaca el acierto que tuvo de incluir el acordeón de Jesús Pérez Cuco en la formación, que aporta con sus arreglos un aroma tex mex que engrandece la armonía de las canciones.

Parece que por Goñi no han pasado los 25 años que viene rememorando de su brillante “Básico I”, disco del cual desgranó su espina dorsal, intercalando nuevas composiciones como “Black Jack”, de su reciente disco titulado “Capitol”. Vestido con su característico gabán de piel negra, exhibió como es habitual un juego de excelsas guitarras e hizo uso de su armónica si el tema lo requería.

Abrió los bises con “No va más” y para entonces ya era evidente que Goñi tenía en su bolsillo la recompensa pactada con sus fieles. Fue la juega maestra de un compositor convertido, por derecho propio, en uno de los pilares del rock patrio de las últimas tres décadas.

Delafé, o lo que es lo mismo Oscar D'Aniello, llegó para poner patas arriba el Arnedo Arena y así fue. Canciones, marca de la casa, llenas de vitalidad como “Eres lo más bonito del mundo”, “Vs. Las trompetas de la muerte” (recuperada de su etapa como Delafé y las Flores Azules), o “La Gran Ola” el single que da título a su último trabajo. Acompañado tan solo por un Dj, que hacía además funciones de bajista, el parafraseado de Delafé navegó sobre las aguas del pop, hip hop, soul, funk, o el electro con su particular desenvoltura.

La Casa Azul ofreció uno de los espectáculos audiovisuales más impactantes de la escena nacional. El proyecto de Guille Milkyway aterrizó con su nuevo trabajo, “La gran esfera” y este marcó el rumbo de la nave. La banda, que ya en su día revolucionó el electropop español, hizo que los pies del público no cesaran ni un instante, gracias a canciones como “Todas tus amigas”, “Esta noche solo cantan para mí”, o la canción que ha hecho vibrar todas las pistas de baile de nuestro país, “La revolución sexual”.

Ley DJ puso el broche a la noche con una sesión sin fisuras, demostrando porque es considerada una de las sensaciones de los últimos años en la escena nacional. Suministrando esa pócima particular que ella misma denomina “indielectrónica”. Derrochó energía, eclecticismo en la sesión y supo hacer una lectura habilidosa de los deseos del público, que exprimió hasta la última nota de un Fárdelej inolvidable.