La ayuda que el gobierno español da al pueblo israelí y palestino a través de varias ONG locales podría llegar a su fin. El Ejecutivo israelí, quien ya ha tratado esta misma cuestión con otros países como Reino Unido y Países Bajos, podría pedir esta semana a España que deje de financiar algunas ONG que trabajan en Israel.
Según medios locales, altos cargos israelíes están contemplando la posibilidad de prohibir que gobiernos extranjeros financien ONG locales especialmente críticas con Tel Aviv tras su campaña de bombardeos en la Franja de Gaza.
El diario 'Haaretz' asegura que fuentes del Ejecutivo de Israel se reunieron con representantes de la Dirección de Cooperación Internacional del Ministerio de Asuntos Exteriores español para “reexaminar la financiación proporcionada por España a las ONG que abordan el conflicto árabe-israelí”.
Entre las ONG israelíes que han recibido financiación española se encuentran: Rompiendo el Silencio, la Asociación por los Derechos Civiles en Israel, el Comité Israelí contra las Demoliciones de Viviendas, y Rabinos por los Derechos Humanos.
El ministro consejero de la Embajada de España en Tel Aviv, Juan González Barba, aseguró al diario que el criterio que sigue esta financiación se basa en los principios de la “cooperación española” y estimó que “no siempre es fácil juzgar y decidir qué grupos deberían obtener los fondos”, según publica el periódico 'Jerusalem Post'.
Desde Tel Aviv se entiende que dicho criterio es “desproporcionado” en relación al dinero que se aporta desde España a otras ONG en países árabes
, según fuentes oficiales consultadas por 'Haaretz' quienes, no obstante, aseguran que la intención inicial es diferenciar a aquellos grupos que “trabajan por la paz y la coexistencia” de aquellas ONG “con un propósito político contra el gobierno israelí”.
Este replanteamiento de las ayudas por parte del gobierno de Israel se debe al caso de la ONG Rompiendo el Silencio (Shrovim Shtika), con sede en Hebrón (Cisjordania), que publicó el pasado 15 de julio un extenso informe en el que se recogían los testimonios de 30 soldados israelíes. En este documento los soldados revelaban las brutales tácticas empleadas por el Ejército israelí durante la operación de bombardeos en la Franja de Gaza (Plomo Sólido) del mes de enero, entre las que se incluyen “el uso de gas de fósforo en zonas pobladas, el asesinato de inocentes con armas de pequeño calibre y la destrucción de propiedad privada”, bajo “una atmósfera permisiva en la estructura de mando que permitía a los soldados actuar sin restricciones morales”.
Una de las voces más rotundas dentro del gobierno israelí contra la financiación internacional de ONG es la del jefe de planificación política de la Oficina del Primer Ministro, Ron Dermer, quien consideró esta situación como una “descarada e inaceptable” intervención en los asuntos internos de Israel. “Que los gobiernos europeos financien ONG contra la guerra en Estados Unidos es algo tan inaceptable como que los europeos financien ONG locales que no sólo se oponen a las políticas del gobierno democráticamente electo de Israel, sino que intentan deslegitimar al Estado judío”, añadió.