Israel y Hamás han acordado una tregua de cuatro días que se preveía que empezara el jueves y que ahora se retrasa al viernes. El temor está ahora en qué va a ocurrir en todas estas horas previas a que comience: “el miedo es que aprovechen este tiempo con más violencia”.
La incertidumbre y la impotencia son sentimientos con los que convive Fares Khader desde que vive en Logroño, pero que se han agudizado al extremo en los últimos 47 días, con su pueblo y su familia destrozada a 5000 kilómetros. Asegura tener esperanza en la tregua pero reivindica un alto al fuego definitivo: “que dejen a la gente vivir en paz”.
Fares supo que su hermano había muerto el mismo día que comenzó la guerra cuando trabajaba como conductor de ambulancia. Días después, el horror señaló a su familia y un bombardeo de Israel en Jabalia terminó con la vida de su hermana embarazada, dos cuñados y siete sobrinos. “No puedo hacer nada por ellos”, señala mientras pasa las horas pendiente de cualquier noticia, pegado a un teléfono a través del cual cada vez es más difícil comunicarse.
Sus padres han tenido que salir de su casa y viven en casa de su tía, en un edificio donde se hacinan decenas de personas. Una historia de sufrimiento y una de tantas que se repite entre el pueblo palestino. Fares recuerda las 20.000 pérdidas humanas pero se niega a contarlos como números: “son civiles, son vidas y sueños arrebatados”.
Este vecino de Logroño cuenta como el norte de Gaza ha quedado arrasado pero advierte: “No hay lugar seguro, la propaganga de que el sur es seguro es una mentira”. Además, el acceso a esta parte es muy complicado e incluso se ha puesto puertas electrónicas y las personas deben pasar sin ninguna pertenencia.
Fares Khader agradece el apoyo de la población riojana que cada domingo se concentra en el Espolón pero reclama más compromiso de los gobiernos: “¿Dónde está el gobierno exigente? Todo el mundo está en contra del genocidio pero no hacen nada”, subraya Fares con contundencia al tiempo que reclama romper las relaciones con Israel.