“El Juli” fue hoy el gran vencedor de la corrida celebrada en Arnedo, en la que salió con ganas de triunfo desde el inicio, que le reportaron cuatro orejas y le abrieron las puerta grande.
Morante de la Puebla
comenzó la tarde sin lucimiento en el saludo con el capote y aunque se encontró con un toro de pocas fuerzas dejó detalles sueltos al salirse al tercio con torería, aunque fueron pocos al no repetir el de Victoriano del Río.
Destacó una buena serie de tres por el derecho, pero la falta de fuerzas del astado le impidió rematar. Morante entró a matar yéndose y dejó una estocada desprendida que fue suficiente.
El cuarto fue un toro que se quedaba corto en el capote pero al que Morante también fue capaz de robar pasajes sueltos de belleza y una serie muy importante por la izquierda, aunque quedó deslucida por un gañafón. Dos pinchazos precedieron a una estocada fulminante.
“El Juli” mostró, desde el primer momento, su enrabietadas ganas por el triunfo. En su primero, tras brindar al público, hizo un precioso saludo a la verónica, para seguir con pases a pies juntos y seguir toreando por el derecho, demostrando el mando desde el inicio del trasteo. Bajando la mano y obligando sacó su temple y se puso la plaza a su favor.
Con la izquierda pronto encontró también la distancia, llevando siempre enganchado al toro. Un vistoso final por circulares fue el prólogo a las dos orejas, que cortó tras una soberbia estocada, pese a haber pinchado antes.
A su segundo oponente de la tarde lo entendió muy pronto “El Juli”, que nunca se lo dejó ir y, tras unos lances muy correctos a la verónica, realizó un quite por chicuelinas con un remate de cartel. Inicio la faena por bajo y pronto lo metió en la muleta.
No fue un toro claro, pero “El Juli” le plantó cara desde el inicó haciéndose con él y aunque el astado amenazó con rajarse, el diestro tiró de oficio y técnica para sacarle todo lo que llevaba dentro. Estocada algo trasera que le reporta dos orejas
Manzanares no pudo hacer nada con el capote en su primero, un toro que escuchó protestas al salir por su falta de fuerzas, circunstancia por la que el astado se le revolvió dándole algún pequeño susto. Estuvo muy voluntarioso el del Alicante y, solo gracias a ello logró robar algunos muletazos de cierta belleza al final. Hubo desarme y tras un pinchazo dejó media tendida.
En el toro que cerraba plaza, Manzanares se encontró con un animal tan noble como soso, que ya fue protestado a la salida por su escasez de fuerzas. Empezó el trasteo a media altura y poco a poco fue convenciendole, apareció la clase de Manzanares cuando le bajó la mano.
El diestro daba tiempo al animal para que se recuperase y sacó naturales tirando siempre del toro, un noble que se dejó hacer. Dejó una casi entera, aunque al astado le constó doblar y tuvo que usar el descabello.