El lobo en La Rioja, ¿amenaza o beneficio?

El lobo en La Rioja, ¿amenaza o beneficio?

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Varias organizaciones ecologistas convocaron el pasado domingo una manifestación en Madrid para pedir una ley que proteja al lobo ibérico en todo el país. En La Rioja, según Amigos de la Tierra, sólo hay lobos de paso porque “cuando llegan aquí son asesinados”. Este colectivo reclama que el lobo deje de ser considerado una especie cinegética y, por tanto, que no pueda ser cazado. Los ganaderos, en cambio, alertan de las “graves pérdidas económicas” que causan, perjudicando una actividad económica vital para la supervivencia de muchos pequeños municipios serranos.

·“El lobo lleva 30 años intentando entrar en La Rioja por Soria y los Picos de Urbión, pero los ganaderos del Alto Najerilla no le dejan”. Así lo aseguran desde Amigos de la Tierra, quienes creen que los daños que provocan en el ganado, sobre todo en la zona de las 7 Villas, “no son excesivos” y afectan más a los ganaderos que no toman las mínimas medidas preventivas, pese a las facilidades ofrecidas como rediles gratis, perros subvencionados o mayor pago por hectárea de pastos.

El pastor propietario moderno no practica el pastoreo y no hace ni caso al ganado durante varios meses”, subrayan. Ante esto, la mejor opción para evitar los ataques es “vigilar adecuadamente al ganado”.

LA OPINIÓN DE LOS GANADEROS

Muy diferente es la opinión de los ganaderos. Según explica la Unión de Agricultores y Ganaderos de La Rioja, UAGR, “el manejo de los animales en la sierra es muy diferente al que se trabaja en el valle: si en los terrenos llanos y fértiles el pastor sacar a pastar el rebaño, en los escarpados terrenos de la sierra los rebaños no se pueden sacar a pastar en conjunto, sino que se sueltan y ellos solos recorren en pequeños grupos los territorios”.

Pero todo esto se trunca si el ganadero tiene que recoger el ganado para encerrarlo ante la amenaza del lobo, “cuestión inviable en la mayoría de los pueblos de la montaña”. Además se pierden los pastos naturales de alta montaña, donde más ataques se producen, explica UAGR.

Por ello, los ganaderos reclaman que se agilicen los pagos y se flexibilicen las ayudas tras los ataques a los rebaños. Este sector tiene “graves pérdidas de renta a las que tienen que enfrentarse en solitario, ya que solo cobran por los cadáveres recuperados y declarados como atacados por el lobo, mientras que no son resarcidos por los animales desaparecidos tras los ataques y que nunca aparecen, los heridos que acaban muriendo o disminuyendo el número de crías ni los abortos que el miedo sufrido ocasiona con posterioridad”.

“EL LOBO ES UN NEGOCIO”

Sin embargo, Amigos de la Tierra considera que el enfrentamiento entre ganaderos y ecologistas es alimentado por la Administración para, por un lado, desviar la atención del verdadero problema: los bajos precios a los productores, y, por otro, favorecer a los cazadores. “El lobo es un negocio”, afirman.

Así, la manifestación del domingo reclamó que el lobo deje de ser considerado especie cinegética en algunas comunidades, como La Rioja, donde se pueden cazar tres lobos al año. Sin embargo, no hay un censo fiable desde 1986 y los últimos realizados “inflan las cifras”, ya que cuantos más lobos hay, más se pueden cazar, por lo que “interesa que haya muchos registrados”. Por este motivo, un grupo de voluntarios va a realizar un censo a nivel nacional, siguiendo un método científico y coordinados por un experto.

BENEFICIOS PARA LA COMUNIDAD

Y es que son muchos los beneficios que, a juicio de este colectivo, tendría la protección de lobo. Los lobos que hay en La Rioja son o bien ejemplares jóvenes que buscan territorio y crear manada, o bien ejemplares adultos en búsqueda circunstancial de alimento. La caza impide que creen manada, lo que, lejos de evitar los ataques al ganado, “los fomenta y aumenta”, ya que, al estar solos, dejan de atacar otras piezas más difíciles que atacarían en manada y van a por el ganado.

Así mismo, “la presencia estable de lobo equivale a fauna saludable en montes y pastos, así como a incremento de ingresos turísticos”. Y es que contribuye al control de fauna salvaje y de animales enfermos, mientras que su desaparición conlleva “efectos perniciosos sobre la flora y la fauna, como la plaga de sarna que padece la fauna salvaje en nuestros montes desde hace años, con el alto coste económico que supone a la comunidad la retirada de animales muertos, además del riesgo inherente en la enfermedad para los animales que pastan en las mismas sierras”.

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