De trabajar en plena Gran Vía madrileña a llevar un alojamiento rural en San Román de Cameros. Sara Ramírez dirige, junto a su marido Alberto, El molino del corregidor, un rincón que es referencia en toda la región, y a nivel nacional, en turismo vegano. “Una vuelve a las raíces porque le llaman y decide hacerlo de otra forma” explica Sara, cuya familia, como cuenta desciende del Solar de Tejada. “Mi familia lleva 1.200 años dedicándose a la ganadería en Cameros, de hecho mi abuela fue la última matarife chacinera de Pradillo”. “ A raíz de crecer ahí empaticé y de ahí que algo dentro de mí me llamara”, cuenta este 1 de noviembre, Día mundial del veganismo.
La aventura dio comienzo en 2016, cuando se convirtieron en propietarios de este pintoresco molino harinero con más de 400 años de vida y que ha sido restaurado. Este pertenecía a la Fundación Caja Rioja y, en la actualidad, cuenta con seis habitaciones -cuyos nombres hacen referencia a la naturaleza-, salón y cocina, además de un amplio jardín con una 'aldea hobbit', realizada con muebles reciclados.
Las mascotas están permitidas y, cada vez que alguien acude con su perro, tres euros del alquiler de la habitación se destinan a la asociación Colaboración Animal. Los jabones de las habitaciones, detalla, son de 'Uvas frescas', una marca ecológica de Haro. “Nos gusta promocionar productos de la tierra”, subraya.
Y es, en este mismo molino, dónde viven Sara y Alberto, con un huerto y la compañía de cinco gatos que han rescatado. “Mi forma de vivir es la de respeto a los animales y necesitaba hacer este proyecto así”, cuenta esta diseñadora gráfica y activista, vegana desde 2012. Y así, fue ganando fama a nivel nacional, siendo como uno de los primeros alojamientos veganos.
Su casa rural ofrece desayunos y cenas veganas. Además, también se realizan bizcochos, tartas y tortillas veganas por encargo. En el caso de las comidas, Sara recuerda que, nada más cruzar su jardín se encuentra el gastrobar 'La vida es sueño', donde pueden encontrarse tapas y pinchos vegeterarianos y que pueden ser veganizables. Entre los platos del Molino, su dueña destaca la gran acogida de sus berenjenas rellenas, así como sus patatas a la riojana, con chorizo vegano a base de heura. “Siguiendo la receta de mi abuela de Anguiano”, apunta. “Me gusta ganar a la gente por el sabor, que sea artesano”.
Y es que, como cuenta Sara cada vez hay una mayor apertura de miras hacia estos alimentos sin origen animal. “Hace unos años lo normal era que te metieras en un grupo de activismo y ahí crearas grupitos, pero ahora con internet, se entera todo el mundo y vienen muchísimas parejas jóvenes, la mayoría de nuestros clientes no son veganos, aunque les encanta nuestra comida”.
Más que una dieta sin productos derivados de animales, una manera de vida y amor a la naturaleza
Más allá de sus comidas, Alberto organiza rutas guiadas con las que descubrir los paisajes de los Cameros y ambos idearon la iniciativa Caminos de Cameros, sobre rutas de MTB. También organizan 'bellypaint' para embarazadas. Además, el próximo 25 de noviembre El molino del corregidor junto a La vida es sueño celebrarán una nueva edición de la Fiesta de Luz. El gastrobar ofrecerá una una cena con concierto con plazas limitadas.
“Visitar la dehesa, el pueblo abandonado de Santa María, San Román con sus empedrados preciosos, el Hayedo de Monte Real, Treguajantes, el Cañón del Río Leza...”, recomienda a sus visitantes. “Muchos vuelven porque se les queda corto”, asegura. Una filosofía que va más allá de la alimentación y que le lleva a valorar y compartir la belleza cada rincón de sus Cameros. “Esto va más allá de la comida, es el concepto general de respeto a los animales”.