La superioridad física de los riojanos fue determinante para que impusiesen su defensa desde el inicio y rompieran el partido ya antes del descanso, cuando llegaron a tener nueve goles de ventaja.
El Aurillac, que dentro de su gira por España había hecho un buen partido ante el Teucro, comprendió pronto que no tenía argumentos ante la defensa riojana, sobre todo frente a Oneto en el pivote, y se dejó ir, sobre todo antes del descanso.
Así el equipo riojano pudo “lucir” su velocidad en ataque, por medio de Aguirrezabalaga, y la seguridad en el lanzamiento del bosnio Stojanovic.
Pero, en realidad, los riojanos acusaron la falta de rival y cometieron muchas imprecisiones en los pases y al ejecutar sus sistemas de ataque.
Aún así el Aurillac nunca se acercó, debido a su falta de eficacia en el ataque y a que carecía de fuerza para superar a la defensa estática del Naturhouse.
Con todo resuelto, la segunda mitad fue más vistosa ya que el equipo francés se entonó algo, con un juego más veloz y efectivo, y los riojanos, que llegaban con cinco bajas, prefirieron no desgastarse. Tampoco hacía falta, porque el ganador del partido ya estaba decidido y se había cumplido el objetivo principal de la tarde: mostrar al público un juego más veloz que el del año pasado aunque en ocasiones eso suponga más imprecisiones. Al menos hasta que tenga su plantilla completa.