Coser y cantar. Así ha sido el partido del Naturhouse ante el Ángel Ximénez Puente Genil (31-23), sobre todo por su buen arranque. Fácil en ataque y contundentes en defensa, aunque la oposición que han tenido en frente no pasará a la historia por su nivel. Thiagus, Miguel Sánchez-Migallón y Patrick Eilert han avisado en los primeros compases del encuentro con cuatro goles: el rodillo riojano ya está en marcha, la tarde tiene un ganador y la victoria va a ser para la afición. El conjunto logroñés sella así su pasaporte para Europa la temporada que viene, aunque todavía no sabe si conseguirá un billete en primera clase (Champions League) o se conformará con el de turista (Copa EHF). La segunda plaza, el calendario y el balonmano deciden. Mimbres hay para conseguirlo, por muy prudente que quiera mostrarse el técnico Jota González.
Ocho minutos ha tardado el equipo cordobés en marcar su segundo gol, lo que ha hecho barruntar a todos los presentes un partido tranquilo para los intereses del Naturhouse La Rioja. Sin apenas inquietarse, jugada a jugada, los locales han ido haciéndose con el control de todo lo que ocurría sobre el campo, salvo rara excepción. Sin ser un vendaval lo suficientemente fuerte para levantar al conjunto andaluz por los aires, el ataque riojano ha golpeado una y otra vez como ese chirimiri que te empapa todo el cuerpo sin que apenas puedas enterarte. Parcial a parcial, la diferencia ha sido cada vez mayor hasta llegar al descanso con una renta de siete tantos (15-8).
Poco antes de retirarse a los vestuarios un detalle ha resumido lo cómodos que los pupilos de Jota González se han encontrado esta tarde. Forzando en cada ataque visitante que los colegiados levantaran el brazo advirtiendo la posibilidad de pitar pasivo, en uno de ellos lo han conseguido (no ha sido el único). Rubén Garabaya ha cogido rápido el balón del suelo, y casi sin mirar, lo ha enviado al otro lado de la cancha, donde Pedro Rodríguez lo ha recogido con el fusil cargado y la portería como único objetivo. Por darle algún aliciente más al encuentro y evitar que el público pudiera adormilarse, bien por relajación, bien también por acierto del Ángel Ximénez, la diferencia entre ambos equipos se ha reducido a tres goles. Nada que temer, ha dicho el compañero Pedro Olalde. Thiagus y un sensacional Tioumentsev, ‘sasazo’ a ‘sasazo’, le han dado la razón.
Han cerrado el partido por la vía rápida. Pilas respuestas en un suspiro y un contrario sin capacidad de reacción. El Naturhouse cuando gana, es que gana de verdad, como le pasa a la española cuando besa. Con la misma celeridad con la que han rozado la desgracia, han alcanzado la gloria. Incluso el canterano Tolmos ha contribuido a la racha goleadora con un tanto, lo que le ha dado la cerrada ovación de la grada. Los tiene ganados. 31-23 podía leerse al final del encuentro en el marcador del Palacio de los Deportes. Estamos en Europa, en las sonrisas de los jugadores.