El Sevilla, que ya estaba clasificado para octavos de final, se impuso este miércoles al Glasgow Rangers (1-0) y se aseguró, así, el primer puesto del Grupo G de la Liga de Campeones aunque, pese a ello, los hispalenses siguen sin despejar las dudas que pesan sobre su juego en las últimas semanas de competición.
Los sevillistas, lastrados por varias bajas, salieron con la sorpresa del canterano Cala en el eje de la zaga, mientras que los escoceses, eliminados ya y sin posibilidad de pasar ni siquiera a la 'Europa League', saltaron al campo sin presión alguna, ya que llegaban a la cita sin conocer la victoria en la 'Champions'. Tal vez por eso, los nervionenses fueron a por todas desde el primer instante, y a los 3 minutos Kanouté disparaba con el portero ya batido, aunque Papac salvó bajo palos. Para entonces ya se había reclamado incluso un penalti en el área de los escoceses aunque éstos, gentiles, concedieron una segunda oportunidad y Thomson, en el minuto 8, cometía una infantil entrada sobre Fernando Navarro dentro del área, que Kanouté materializó en el 1-0. Quizás escarmentando por sus últimos pinchazos en Liga, el Sevilla no aflojó el ritmo y sólo dos minutos después era Navas quien obligaba a un zaguero rival a despejar de nuevo en línea de gol.
Y es que el Rangers es claramente una sombra no sólo de aquel club que se hizo un nombre en Europa, sino que parecía otro equipo respecto al que puso en apuros al Sevilla en la primera vuelta, pese al 1-4 logrado finalmente por el cuadro andaluz. Por lo tanto, se esperaba el 2-0 en cualquier momento, y bien pudo llegar en el minuto 17, en una 'cantada' del meta McGregor, a tiro de Renato.
La verdad es que el Sevilla no estaba haciendo un partido precisamente bonito, sino más bien todo lo contrario, pero con un 'sparring' de lujo enfrente, la calidad del juego pasaba a segundo plano. El público incluso se divertía por momentos, sobre todo con un McGregor que en cada disparo blanquirrojo se convertía en amenaza para su propio portal. Pero la pauta general era de un aburrimiento al que sin duda tampoco escaparon los cinematográficos Cameron Díaz y Tom Cruise, invitados de 'relumbrón' hoy en el palco del Pizjuán.
Al descanso ya se podía hacer una lectura clara del momento en que está el Sevilla. Se echaba de menos sobre todo la entrada por bandas y el dominio en el centro del campo, amén de la otrora más que cierta fiabilidad de sus delanteros. O dicho de otro modo, los de Manolo Jiménez se salvaban sólo por la debilidad del rival, pero dando muestras de los mismos vicios que le han hecho bajar el pistón en el último mes.
En la segunda mitad el Rangers, hizo dos cambios, con la entrada de Lafferty y el español Novo, en lugar de Miller y Beasley, respectivamente. Pero la dinámica no varió un ápice, porque los británicos eran una autentica 'madre' de la línea medular en adelante. Así las cosas, Jiménez movió también banquillo y retiró a Kanouté, muy gris, en la tónica de todo el equipo, e introdujo a Negredo, con el ánimo de que el vallecano rompiera su sequía goleadora en casa.
Pero el delantero tampoco tuvo su noche. Sólo un jugadón de Zokora sacudió el sopor de la grada, aunque su chut pegó en el palo cuando merecía haber besado red. Pero todavía hubo incluso tiempo, ya en la prolongación, para el susto, cuando Palop, en su única intervención reseñable, tuvo que lucirse a tiro de Mac Culloch. En resumen, al Sevilla sólo le queda ahora esperar para comprobar qué oponente le depara el sorteo de octavos aunque, eso sí, deberá mejorar y mucho su fútbol.