El tratamiento, en la mesa

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La obesidad, el colesterol y la hipertensión son algunos de los principales factores de riesgo que intervienen en las enfermedades cardiovasculares y que pueden controlarse a través de la alimentación.

Los buenos hábitos de vida, entre los que la alimentación resulta fundamental, previenen las enfermedades del corazón. “Las pautas alimentarias cardiosaludables incluyen la ingesta de fruta y verdura diaria, aceite de oliva y productos libres de grasa: aves sin piel ni grasa, carnes magras, pescados…”, afirma Mar Moreno Yangüela, jefa de sección del Servicio de Ecocardiografía del Hospital Universitario de la Paz (Madrid) durante la conferencia ‘Alimentación sana: factor clave para la prevención cardiovascular’, promovida por la Fundación Española del Corazón (FEC), celebrada en la Asociación Cultural Zayas.

Diversos estudios científicos llegan a la conclusión del beneficio real de la alimentación sobre las enfermedades cardiovasculares. “Estos beneficios actúan tanto de forma preventiva como en pacientes que ya han padecido una cardiopatía isquémica”, apunta la Dra. Moreno.

Asimismo, es necesario recordar —apunta Moreno— que para que la alimentación tenga un efecto preventivo y curativo sobre la salud cardiovascular debe ir acompañada de ejercicio físico, de forma que se duplique el efecto“.

Las enfermedades cardiovasculares son las responsables de un tercio de las muertes que se producen en el mundo, concretamente fallecen al año 17 millones de personas por este motivo. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada dos segundos se produce una muerte por enfermedad cardiovascular en el mundo, cada cinco segundos un infarto de miocardio y cada seis segundos un ictus.

Por este motivo, los cardiólogos recuerdan que la alimentación y el ejercicio físico son dos de los pilares sobre los que se asienta el control de alguno de los principales factores de riesgo —obesidad, colesterol e hipertensión— de las enfermedades cardiovasculares.