El recorrido papal por Oriente Próximo comenzó el día 8 de mayo con la llegada del Pontífice a la capital de Jordania donde visitó junto con el Rey Abdalá II los lugares más emblemáticos de las religiones que allí confluyen. Sin embargo ha sido días más tarde, desde el 11 de mayo, cuando se han dado los momentos más simbólicos del viaje del Papa a Oriente Medio con su estancia en Palestina e Israel.
En los discursos que Benedicto XVI ha dado en el Israel ante las autoridades del país, ha eludido la palabra “Estado” en todo momento al referirse al conflicto. En territorio israelí, la polémica vino de la mano de las declaraciones de Benedicto XVI sobre su apoyo a la solución de los dos Estados, Israel y Palestina. Esta afirmación no concuerda con la visión del nuevo gobierno israelí, para quien la opción de un Estado palestino va acompañada de elevadas exigencias y requisitos previos.
La declaración de Benedicto XVI sobre su apoyo a la solución de los dos estados también ha sido criticada por la facción armada de la Yihad, que ha tachado la visita papal de “regalo a la ocupación y un desprecio al sufrimiento del pueblo palestino”. Opina que el Papa ha reflejado su cortesía con la ocupación y que ha mostrado desdén ante las heridas abiertas en Jerusalén eludiendo en su discurso el holocausto que el ejército israelí provocó en la Franja de Gaza a principios del presente año. La solución de los dos estados defendida por el Papa no concuerda con la visión del nuevo gobierno israelí quien nunca ha planteado la opción de un Estado palestino.
En su visita a Jerusalén, Benedicto XVI tuvo palabras para defender el libre acceso a la ciudad para todos los fieles de todas las religiones que confluyen en esta zona y que poseen en la ciudad recintos sagrados. Según sus declaraciones “Una cosa que las tres grandes religiones monoteístas tienen en común es su especial veneración a la Ciudad Santa”.
El Papa también visitó el Monumento para el Recuerdo de los Mártires y Héroes del Holocausto, donde dedicó unos minutos a la oración por los judíos asesinados durante el nazismo. En relación a éstas víctimas, Benedicto XVI declaró que que su sufrimiento no puede ser negado, olvidado o disminuido, y que concierne a todas las personas vigilar para erradicar del corazón del hombre cualquier cosa capaz de producir a tragedias como la del pueblo judío.
Benedicto XVI continuó su visita el 12 de mayo en el Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado para los judíos, donde rezó e introdujo una petición como marca la tradición judía. Esta ha sido la segunda visita de un Papa al recinto sagrado judío, Juan Pablo II lo visitó por primera vez en el año 2000 durante su peregrinación a los Santos Lugares con motivo del Jubileo de la Iglesia Católica.
Jerusalem, patria espiritual de las tres religiones
La visita al Estado de Israel finalizó con la misa que el Papa ofició en el Monte de los Olivos, que se celebró en árabe y en latín y comenzó con unas breves palabras del Patriarca Latino en Jerusalén, Mons Fuad, que fue aplaudido por la gente en varias ocasiones cuando hizo referencia al sufrimiento de los más desfavorecidos, del pueblo palestino y de la ocupación de su territorio.
Benedicto XVI quiso reclamar la paz para esta ciudad en su visita, manifestando que la llamada a la pacificación se presenta como un hecho indiscutible, “una realidad irrevocable y compleja basada en la historia de esta ciudad y su gente” El Pontífice instó a judíos, musulmanes y cristianos a trabajar juntos juntos para considerar esta ciudad como su “patria espiritual”. Insistió en que “no debe haber lugar dentro de estas murallas para la exclusión, la discriminación, la violencia y la injusticia”.
El Papa también tuvo un recuerdo para la disminución de los cristianos en Tierra Santa como consecuencia de la violencia en la zona. En una población de más de siete millones de personas, hay poco más de 130.000 católicos. Por eso animó a detener esa emigración declarando: “aunque hay muchas razones, especialmente a los jóvenes, para emigrar, esta decisión trae consigo resultados como un gran empobrecimiento cultural y espiritual de la ciudad”.
Caída de muros religiosos y culturales
El viaje papal continuó el miércoles 13 de mayo en Belén, donde Benedicto XVI visitó la gruta de la Natividad, el hospital infantil y el campo de refugiados de Aida. En esta ciudad habló del muro que separa Belén de Jerusalén: “En un mundo donde cada vez más fronteras se abren al comercio, viajes, movimientos de personas y al intercambio cultural, es trágico ver como se alzan todavía los muros”.Al despedirse del presidente Palestino, Mahmud Abbas, el Papa recordó que aunque los muros pueden ser fácilmente construidos, no tienen porque durar para siempre y pueden ser derribados.
En su visita a un colegio del campo de refugiados de Aida, a pocos metros del muro, Benedicto XVI habló en un pequeño escenario habilitado en el patio por la negativa de Israel a permitir el uso del anfiteatro de piedra construído por los palestinos en la puerta de la escuela. El Papa expresó su dolor por las pérdidas humanas, el dolor y el sufrimiento existente en Gaza, y abogó por en pronto levantamiento del bloqueo a la zona. Este ha sido el momento más aplaudido de su discurso.
El jueves 14, Benedicto XVI visita la ciudad de Nazaret para celebrar una misa en el Monte del Precipicio, y entrevistarse con el Primer Ministro Israelí así como con los jefes religiosos de Galilea, además de visitar la gruta de la Anunciación. El día 15 de mayo será la última jornada de la visita del Papa Oriente Medio, en la que estará acompañado de representantes del Patriarcado Greco Ortodoxo.