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Erasmus rural
Marisol Betato y Miguel Apellaniz

Erasmus Rural: cuando estudias en la Universidad y realizas la prácticas en un pueblo de La Rioja de menos de 5.000 habitantes

Miguel Apellaniz ha estado durante dos veranos en Enciso.

Laura Olave Lozano

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Miguel Apellaniz y Marisol Betato son dos jóvenes que han estudiado en la Universidad de La Rioja. Él es de La Rioja, ella de Huesca y los dos han participado en el Erasmus Rural organizado por la Universidad de La Rioja y el Gobierno regional. Una iniciativa que este año 2024 cumple tres años y permitirá que otros 15 estudiantes de Grado y Master de la Universidad de La Rioja como Apellaniz y Betato realicen sus prácticas en empresas e instituciones en municipios de menos de 5.000 habitantes. El objetivo, tender puentes entre el campus y el medio rural y que el entorno rural sea contemplado como una opción profesional. Así se refleja en el papel, pero, ¿coincide esto con la realidad?

Apellaniz pasó los veranos de 2022 y 2023 en Arnedillo. Es Graduado en Geografía e Historia. “Trabajaba para una organización, Valcidacos una asociación de dinamización turística y, principalmente, atendía la oficina de turismo aunque también revisaba los folletos, ayudaba a organizar las ferias, dinamizar las redes sociales... un poco de todo”. La base de operaciones estaba en Arnedillo, pero por su trabajo, Apellaniz también se desplazaba a Quel, Autol, Arnedo, Préjano, Arnedillo, Munilla y Enciso “donde me alojaba”.

"Tres meses se queda corto y porque en verano es más fácil aguantar. Lo que te hace realmente conocer un pueblo es su septiembre".

Miguel Apellániz, participante en el programa Erasmus Rural

Dos veranos y “una experiencia muy bonita y positiva” a la que este joven riojano le pone un pero. Y es que considera importante ampliar el tiempo de estancia porque “tres meses se queda corto y porque en verano es más fácil. Lo que te hace realmente conocer un pueblo es su septiembre”. Y eso es lo que hizo, porque este joven “aguantó” algún mes en esta zona de La Rioja. Durante los meses de verano, recuerda que su día a día era similar a la de cualquier joven de su edad. “Después del trabajo, volvía a casa en Enciso y con mi cuadrilla nos íbamos de paseo por el monte, por el pueblo, a comer unas pipas... ”. En septiembre, todo cambia. “Después del verano, cuando llegaba a Enciso tenía que esperar hasta las 21:00 horas que era cuando los ganaderos terminaban de trabajar para poder charlar con alguien, pasaba 4 horas solo. Un tiempo que reconoce, ahora añora, y en el que descubrió nuevas aficiones. ”Era un tiempo para mí, para pasear, leer... un tiempo que ahora echo en falta“.

Marisol Betato es de un pueblo de Huesca y realizó su Erasmus rural en la residencia de personas mayores de Anguiano en el verano de 2023. Esta joven de 22 años estudia Grado en Trabajo Social en la Universidad de La Rioja y también guarda muy buen sabor de boca de esta experiencia que le permitió compartir un piso en Anguiano con una compañera de universidad, “un pueblo pequeño y precioso con muchísimas actividades”. Un pueblo que reconoce le hizo sentir como en casa porque “vengo de un pueblo rural de Huesca así que ese ambiente, esas calles... me hicieron sentir como en casa”.

Desde el punto de vista profesional, esta futura trabajadora social se animó a participar en el Erasmus Rural porque quería conocer otras formas de intervención. “Eran unas prácticas remuneradas, algo que también ayuda, y la experiencia en términos generales ha sido positiva”. Aunque, en su caso, también hay otro pero. Y es que Betato cuestiona la finalidad de esta iniciativa. “Uno de los objetivos es fomentar el trabajo en el mundo rural, algo que se queda lejos porque ni yo ni mi compañera teníamos posibilidad alguna de que nos contrataran en la residencia de personas mayores”. Aún así, a corto plazo, el futuro y la vida de Betato no está en el medio rural pero reconoce que puede ser una opción futura.

Sin embargo, Apellaniz quiere que el medio rural sea una realidad a corto plazo y, de hecho, ya está buscando “que se dé esa oportunidad”, aunque es complicado porque esos meses que en el pueblo le han servido además para descubrir y padecer “las dificultades que tiene intentar desarrollarse en el medio rural”. La vivienda, la falta de servicios y las dificultades para emprender una nueva actividad son algunas de las piedras en el camino. Impedimento que este joven está dispuesto a solventar porque lo tiene claro, “quiero acabar en Enciso”.

“El mercado inmobiliario está bloqueado”

Ahora vive en Logroño, está cursando el master de profesorado y su intención es preparar las oposiciones en Enciso. Y es que su paso por el Erasmus Rural le sirvió para darse cuenta de “lo mucho que me gusta vivir en el pueblo aunque para ello muchas veces tienes que tener una posición privilegiada o la posibilidad de teletrabajar”. Luego el viene el problema de la vivienda porque “el mercado inmobiliario está bloqueado a pesar de que ahora se han habilitado ayudas para la compra y rehabilitación de viviendas, pero tienes que aportar el 60% restante y muchas veces las casas en los pueblos son incluso más caras que en Logroño”.

Pese a todo, se define a sí mismo como un Robinson Crusoe al que le gusta estar en medio de la nada, un Don Quijote luchando contra gigantes para poder cumplir su deseo y poder vivir y preparar las oposiciones en un pueblo de menos de 5.000 habitantes como es Enciso. Y es que reconoce que ahí está la clave del Erasmus rural. “Tanto si acabas viviendo y trabajando en un pueblo si no, la clave de este programa es concienciar a la gente de los problemas que hay en el medio rural, la clave está en que los aproximadamente 60 estudiantes que hemos participado lo contemos porque no podemos vivir de espaldas a los problemas de los pueblos”.

En La Rioja hay pueblos a los que no llegan las ambulancias

Miguel Apellaniz, Erasmus Rural

Y hasta que pueda fijar su residencia en Enciso, eso es lo que está haciendo este joven. “Los que tienen pueblo son más conscientes, pero el resto no se imagina que en La Rioja hay pueblos a los que no llegan las ambulancias, piensan que eso sólo sucede en Soria, pero ese problema existe en la sierra donde reside el 60% de la población. O que hay pueblos sin carreteras, como Hornillos de Cameros donde no es que no haya carreteras, es que no hay asfalto y para ir a ver a mi amigo, casi tenía que bajar hasta Logroño para luego volver a subir. Seguro que tardaba menos en burro que en coche y eso que tengo un todoterreno”.

Para Apellaniz, el Erasmus Rural es mucho más que un programa de prácticas. “El Erasmus Rural indica que se están cambiando las cosas, que la juventud tenemos la capacidad de ver lo que sucede y darnos cuenta de que ni la ciudad puede vivir de espaldas ni al revés”.

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