Es duro mirar la clasificación después de cuatro jornadas y ver al BM Logroño en la penúltima posición con 2 puntos de 8 posibles. Sin ebargo, esto es lo que hay. Se confiaba, incluso los jugdores y la directiva así lo admitían en pretemporada, que este equipo y va poder pelear por los puestos europes. Jota González optó por dejar que otros hablaran de objetivo, él se iba a dedicar a trabajar. Y tiene mucho tajo por delante para encontrar y dar con la tecla que haga a este cuadro franjivino menos endeble cuando afronta un marcador adverso.
Porque lo que era antes difícil de entender, una derrota en el Palacio, ahora puede ser algo común de no mejorar la intensidad y actitud defensiva. Sirva como ejemplo el triunfo de un Ciudad Encantada por 29 a 33 ante un BM Logroño que se dejó ir en los minutos finales del primer tiempo para firmar unos 30 minutos indignos, 10-17, y tratar de sacar orgullo en la segunda mitad. Demasiado tarde.
No vale como excusa la ausencia de Garabaya, líder defensivo de los logroñeses. Tampoco el tema de la cantidad de efectivos, ya que Lidio Jiménez empleó a doce jugadores para sellar el triunfo. Es cuestión de fe, de intensidad y de concentración. También de que llegue el momento de que la portería ayude -los porcentajes de Agingalde fueron mejores que los de Krupa-, muy ligada a la defensa, como le sucedió al Ciudad Encantada que se encontró con un gran Maciel durante el primer tiempo.
Es decir, cuesta ver ese espíritu aguerrido, bravo del BM Logroño, ese conjunto que se superaba ante las adversidades, que iba evolucionando y que apostaba por el hambre de los jugadores que lo dabn todo en aras de aportar su granito de arena para que el colectivo sumara. Puede que suene extraño, pero así era en las primeras temporadas de Asobal.
Quizá haya que retroceder en el tiempo, olvidar el reciente y exitoso pasado -pese a que no ha habido ninguna copa que celebrar- para que la caída no sea más dura. El cambio de mentalidad puede costar al aficionado -los jugadores deberían haberlo interiorizado desde el primer entrenamiento-, pero si la entrega de los que están en la pista es total, será entendible. El problema surge cuando parece que se dejan cosas por dar o por hacer. Entonces las preguntas no dejan de manifestarse.
El segundo partido en el Palacio del BM Logroño arrancó con un Ciudad Encantada dominador. Lo hizo desde el pitido inicial, desde el 0-1. Los locales querían imponer su ritmo y con el 4-4 todo estaba en el aire. Hasta que un parcial de 0-3 empezó a desnivelar la contienda. Dio igual que los de Jota reaccionaran con el 7-8 porque otro nuevo 0-3 confirmaba lo que se esperaba y no se quería aceptar, que Cuenca iba a ser mejor que los riojanos. Al menos, es lo que reflejaba el marcador en el minuto 19, 7-11.
El BM Logroño estaba en un momento crítico. Más lo sería 7 minutos después tras encajar un 2-5 que dejaba un 9-16 favorable para un equipo que pese a las numerosas pérdidas en ataque aumentaba su renta merced a su gran defensa y acierto en la portería. En el otro lado de la pista, no había noticias de la defensa. Es más, el descanso fue como un oasis para los franjvinos porque el 10-17 era difícil de digerir pero lógico por lo que habían planteado unos y otros contendientes.
Se esperaba reacción de los anfitriones. La hubo con un 3-0 de salida. Con el 13-17 se entró en otro partido. El BM Logroño arriesgó con una defensa más adelantada y presionante. Además, se la jugó en sus ataques y actuó sin portero. Aspecto que le penalizó en varias ocasiones favoreciendo el gol sencillo del Ciudad Encantada. Pese a ello, Aginagalde daba ciertas esperanzas de éxito de una remontada imposible.
A 11 minutos de la conclusión, Montoro apretaba el electrónico con el 24-26, distancia que se repetiría instantes después con el 26-28 tras un tanto de Garciandia -11 goles entre los dos laterales diestros-.Hasta ahí duró la gasolina o el empuje de los riojanos porque ya no estarían más cerca de poder sumar. De hecho, Cuenca vivió unos minutos finales tranquilos en los que no sufría por una victoria justa que debe hacer reflexionar al BM Logroño sobre su nueva realidad. Cuanto antes se acepte entre las partes implicadas, mejor se va a llevar.
FICHA TÉCNICA
BM Logroño: Krupa (p); Montoro (5), Kusan (1), Castro (3), Muñoz (2, 1p), Del Arco (1), Ángel Fernández (6), siete inicial, Aguinagalde (p), Miguel Sánchez-Migallón (1), Chiuffa (5, 1p), Kukic, Paredes y Garciandía (6).
Liberbank Ciudad Encantada: Leo Maciel (p); Vainstein (6), Ariel Doldán (6), David Mendoza, Thiago Alves (6), Sergio López (2), Perovic (1), siete inicial, Leo Dutra (5, 1p), Canyigueral (3), Hugo López (2), Rafa López y Xavi Castro (2).
Árbitros: Martín Franco y Fernández Fernández. Excluyeron, por parte local, a Miguel Sánchez-Migallón (min. 14) y Castro (mins. 40 y 52). Por parte visitante a Doldán (min. 34) y Vainstein (min. 48).
Marcador cada cinco minutos: 2-3, 4-5, 6-8, 8-12, 9-13, 10-17 (descanso), 13-18, 16-19, 19-23, 24-26, 27-29 7 29-33 (final).
Incidencias: Unos 1.200 espectadores en el Palacio de los Deportes.