La campeona de Europa volvió a apostar por un fútbol brillante, efectivo y tremendamente bello, lo que permite seguir acumulando ilusión de cara al Mundial de Sudáfrica del próximo verano.
España es una máquina precisa, donde todas y cada una de sus piezas están encajadas a la perfección. Así lo demostró ante Austria, un combinado menor, pero que evidenció el enorme fútbol que desprende el equipo cuando supera la línea de tres cuartos. El centro del campo, buscando siempre la asociación fácil, se convirtió en el gran protagonista durante la primera mitad.
Sin embargo, el equipo de Del Bosque no tuvo el comienzo deseado sobre el verde del Ernst Happel de Viena, aquel estadio que vio a España proclamarse campeona de Europa hace más de un año. Un escenario que cambió el curso de la historia y que encumbró un estilo inagotable, aceptado por todos los enamorados a este deporte.
Austria, sin complejos, se inició valiente abriendo balones a las bandas para coger la espalda de alguno de los laterales madridistas, Sergio Ramos en la derecha y Arbeloa en la izquierda. Y así nació el único gol de los centroeuropeos, gracias a una jugada de Wallner que culminó Jantschner después de que tocase en el gemelo del lateral sevillano.
Este gol fue simplemente una concesión de la 'Roja', que rápido enmendó su actuación con un tanto de Cesc Fábregas. El catalán, que vive uno de sus mejores momentos en el Arsenal, finalizó a la perfección un excelente pase de David Silva, que coló el esférico entre una montaña de piernas austríacas. Sólo dos minutos después (min.9), España igualó la contienda.
VILLA YA ESTÁ MÁS CERCA DE RAÚL
Pero la reacción no quedó ahí y la evidente diferencia de nivel entre ambos equipos acabó por plasmarse en el campo. En el ecuador del primer acto Villa se encargó de recortar aún más su camino hacia Raúl para convertirse en el máximo anotador de la historia de la selección. El asturiano batió con virulencia al meta Greatzel tras otro pase de fantasía, en esta ocasión, fruto de la magia de Iniesta.
El de Fuentealbilla la dio casi sin querer, acariciándola, pero la puso en la pierna derecha del 'guaje', que hace tiempo que agradece su buena sintonía con los centrocampistas culés. Al borde del descanso, Villa logró el tercero de forma pícara, tras un leve toque que acabó colándose por debajo del cuerpo del cancerbero local.
El número 35 en su cuenta, que le deja a sólo nueve goles del '7' del Real Madrid. Ya en la segunda mitad, Villa -que no jugó aquella final- no tendría más oportunidades porque Del Bosque le dio el relevo por Güiza, que sigue contando con la mano en el hombro del técnico salmantino, que se engrandece por su tacto fuera del terreno de juego.
El jerezano sumó el cuarto con un gol de los que hacía en el Mallorca, arrebatándole la posición al defensa. Un minuto después, el valencianista Pablo Hernández estableció el quinto, el que cerraba la fiesta que pudo haber tenido más goles si los palos no se hubiera puesto en el camino español.
El único 'pero' a esta victoria número 21 en 22 partidos de Del Bosque como seleccionador fue la lesión de Raúl Albiol, que se marchó del terreno de juego cojeando después de evitar que Austria maquillase el tanteador cuando pasaban dos minutos del tiempo reglamentario.