La Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA) encargada de averiguar las causas del accidente del Airbus A330 de Air France el pasado 1 de junio no tiene ''elementos nuevos'' sobre lo sucedido pero está más cerca de saber lo que ha pasado, afirma el director del organismo, Paul-Louis Arslanian.
Para las actividades de búsqueda la Armada norteamericana ha prestado a las autoridades galas micrófonos submarinos (TPL) para detectar la señal que durante al menos treinta días emiten las balizas.
En una rueda de prensa organizada con el fin de explicar la organización de los trabajos de búsqueda de los restos del aparato, los cuerpos y las cajas negras de la aeronave, Arslanian pidió ''mucha prudencia y mucha paciencia'' debido a la dificultad de las tareas.
Sin embargo el director de BEA da por hecho que no se recuperará la totalidad del avión ni todos los cuerpos, ''no podemos decir hasta dónde se podrá ir, pero si que todo el mundo hace lo máximo posible'' declaró.
Por su parte, el especialista de la BEA Oliver Serrante detalló que el ámbito de búsqueda de restos y cuerpos es muy amplio y se realiza en un contexto ''desfavorable'' ya que es muy probable que los restos se encuentren muy dispersos, al no tratarse de un mar cerrado. También apuntó que las labores de búsqueda constatan la deriva de los cuerpos hacia el norte.
Las labores de recuperación de las cajas negras, que se hayan a gran profundidad, se centran en un radio de acción de 2 kilómetros. El desafío es por tanto sumergir los micrófonos para llevarlos lo más cerca posible de la zona de emisión de la señal de los artefactos. Según Serrante se trata de una ''verdadera carrera contra reloj''.
Para esta misión se ha destinado el buque francés 'Pourquoi Pas' y dos remolcadores encargados de llevar los hidrófonos cedidos por la Armada norteamericana. A bordo de las embarcaciones se encuentra un equipo integrado por miembros de la BEA, un investigador del Reino Unido, un asesor de Air France y otro de Airbus.