El Ministro de Interior francés, Brice Hortefeux, ha anunciado que se levantarán los 300 campamentos ilegales de “gentes de viaje y de Roms”, como se refieren los franceses a la población de etnia gitana y a los europeos orientales, que existen en territorio galo. En la reunión de varios ministros mantenida ayer en el Elíseo, se tomó la decisión de desmantelar al menos la mitad de estos campamentos en los próximo tres meses, y de expulsar a la población originaria del Este de Europa que haya cometido “atentados contra el orden público”.
Esta reunión fue una iniciativa del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, cuyo objetivo era discutir los “problemas planteados por el comportamiento de ciertos residentes” en cuestiones del orden público y de la seguridad. Así se respondía a los altercados que tuvieron lugar el fin de semana del 17 y el 18 de julio en el departamento de Loir-et-Cher. En aquella noche del sábado al domingo se produjeron numerosos enfrentamientos contra la gendarmería, en protesta por la muerte de un joven de 22 años, de etnia gitana, un día antes, por un tiro de la policía en una persecución. Los enfrentamientos entre la policía y la población gitana se saldaron con varios coches incendiados, árboles derrumbados y señales de tráfico arrancadas.
Las medidas tomadas por el Ejecutivo francés han sido respondidas por asociaciones y por una parte de la oposición. La Liga Contra el Racismo y el Antisemitismo (LICRA ), critica que se responda a un problema que concierne a toda la sociedad con medidas contra una comunidad, considerando que un tratamiento de este tipo “conduce a amalgamas complicados” y provocará “divisiones profundas en el seno de la República”. SOS Racismo , por su parte, critica el exceso de clichés en torno a estos colectivos y el hecho de que ciertos grupos humanos “se vean asimilados a una población criminal”.
Algunos partidos de la oposición, como el Partido Socialista, los Verdes o el Partido Comunista han denunciado, según el diario Le Monde, que estas acciones tienen “fines electoralistas”.
Este decisión reaviva en Francia los debates motivados por las cuestiones sobre el velo integral y la identidad nacional.