que se han desatado en Libia han dado pie a algunas especulaciones sobre el mandatario del país desde hace 42 años, Muammar al Gaddafi. Las últimas informaciones apuntaban que Gaddafi se había trasladado a Venezuela, pero en realidad el líder libio continúa en Trípoli, la capital del país. “Estoy en Trípoli y no en Venezuela”, se ha limitado a señalar en un mensaje hecho público por la televisión estatal y recogido por la cadena panárabe Al Arabiya.
Mientras las especulaciones sobre el paradero del dirigente se sucedían, los manifestantes que salían a las calles se encontraron con los partidarios de Gaddafi, lo que se tradujo en varios enfrentamientos en los que participaron también las fuerzas de seguridad. El balance de esta situación es de al menos 160 muertos, según ha informado la cadena de televisión Al Arabiya, que cita a testigos.
Al Arabiya ha ofrecido la cifra mediante un flash en la pantalla, sin dar más detalles por el momento. La cadena había apuntado a que los enfrentamientos de los últimos días habían dejado 400 muertos, citando a la Liga Internacional por los Derechos Humanos.
Por otro lado, un grupo de oficiales del Ejército libio han urgido en un comunicado dirigido a los soldados que “se sumen al pueblo” y contribuyan a la marcha del mandatario, ha informado por su parte Al Jazeera.
Este mismo medio señala además que los mismos oficiales han pedido al resto de efectivos militares que marchen hacia Trípoli para añadir presión sobre Gaddafi, objeto de las actuales protestas.
La tensión en el país va aumentando poco a poco y las críticas por una posible represión sobre los manifestantes asaltan al gobierno de Gaddafi. Ante ello, su hijo, Saif al Islam, ha negado en la televisión estatal que aviones militares hayan bombardeado áreas pobladas en Trípoli y ha asegurado que el objetivo de las aeronaves han sido depósitos de munición en zonas remotas.
“No hay verdad en la información sobre un ataque de las fuerzas armadas contra Trípoli y Benghazi”, ha asegurado el hijo del líder libio, según la agencia oficial de noticias Jana. Además, ha afirmado que el objetivo de los ataques aéreos eran “depósitos de munición” situados en áreas alejadas de zonas habitadas.
Sin embargo, estas declaraciones contrastan con las de los pilotos de los dos cazas Migare libios que aterrizaron en el aeropuerto internacional de Malta, quienes han explicado que huyeron a la isla tras recibir órdenes de bombardear la ciudad de Benghazi, la segunda del país y que presuntamente estaría en manos de los manifestantes antigubernamentales, informa The Times of Malta.
Los dos pilotos han explicado a las autoridades maltesas que habían despegado desde una base militar próxima a Trípoli. Inicialmente habían pedido realizar un aterrizaje de emergencia en la isla para cargar combustible, precisa el diario, pero una vez en tierra han pedido asilo político. Ambos están siendo interrogados actualmente por la Policía.
Según el corresponsal de Al Jazeera en Malta, los dos pilotos son “coroneles veteranos” que se han negado a bombardear a los manifestantes y han desertado. La cadena ha informado de que aviones de combate están bombardeando Trípoli.
Reacciones
Mientras tanto, desde la comunidad internacional se observa la situación de Libia con preocupación. El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ha instado a Gaddafi a respetar las libertades básicas y las garantías fundamentales de la ciudadanía, incluidos los derechos de asamblea e información.
La Oficina del Portavoz de Naciones Unidas en Nueva York informó que Ban conversó por teléfono ampliamente con el líder libio sobre el deterioro de la situación en el país magrebí. Durante esa comunicación, Ban expresó su preocupación por la escalada de violencia en Libia y enfatizó la urgencia de ponerle un fin inmediato.
Tras conocer la interpretación de los eventos por parte del líder y la respuesta de las autoridades, el titular de la ONU subrayó la necesidad de garantizar la protección de la población civil bajo cualquier circunstancia. Del mismo modo, urgió a todas las partes a actuar con mesura y llamó a las autoridades a comprometerse en un diálogo abierto que aborde las inquietudes legítimas de la población.
Por su parte, la ministra española de Asuntos Exteriores y Cooperación, Trinidad Jiménez, ha advertido a las autoridades de Libia de que la Unión Europea (UE) “no admite” amenazas “de nada, ni de nadie”, después de que Gaddafi, haya amenazado con cortar la cooperación en materia de inmigración si los Veintisiete no se abstienen de criticar la represión contra los manifestantes.
La jefa de la diplomacia española ha defendido que el texto que los Veintisiete han adoptado sobre Libia hace “referencia muy clara” a la democracia y al respeto de los derechos y libertades fundamentales en un texto, en su opinión, “claro y explícito”, pese a que no hay menciones directas a Gaddafi ni a las autoridades del país.
Jiménez ha dicho que la Unión Europea actúa “por fases” en función de cómo evolucionan las situaciones, para explicar por qué los ministros no estudian “de momento” posibles sanciones contra el líder libio.