Glamour y frío

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Estos fueron los ingredientes que aderezaron el desfile de estrellas en la tradicional alfombra verde de los XXIV Premios Goya en el Palacio Municipal de Congresos del Campo de las Naciones de Madrid. Desde muy temprano por la alfombra verde desfilaron invitados y candidatos entre los gritos y aplausos de algunos valientes que desafiaron al frío para aclamar a sus estrellas en vivo y en directo.

Los primeros en llegar fueron el maestro de ceremonias, Andreu Buenafuente, acompañado de su colaboradora habitual en el Terrat, la actriz Silvia Abril. “No estoy nervioso y es bonito que conviva el mundo de la televisión y el del cine”, opinó el presentador de la Gala, cuya intención hoy es que los espectadores se entretengan con un espectáculo marcado por el humor y las sorpresas.

También el presidente de la Academia, Álex de la Iglesia, vestido de Guzmán, recibía a los invitados y comentaba a su llegada al recinto que todo el equipo de la Academia estaba trabajando para hacer “la mejor ceremonia posible”. “Pero, si no, tampoco pasa nada”, bromeó. Otra clave para la Gala, en palabras del actor Eduardo Noriega, es que sea una noche “con premios repartidos”.

Penélope Cruz, con un vintage en color blanco de Versace, atrajo toda la atención de los fotógrafos. La actriz, nominada al Oscar por Nine, podría llevarse hoy su cuarto Goya. Compite como Mejor Actriz por Los abrazos rotos, de Pedro Almodóvar, el que iba a ser el gran ausente en la cita y que se convirtió en el bombazo de la noche.