Lo que se supone que iba a ser un programa relámpago de 15 días se ha convertido en un interminable entrar y salir de gente. Soy seguidora de Gran Hermano, pero sinceramente creo que todo tiene un límite, y el de esta edición inventada llegó cuando la organización expulsó a Arturo Requejo.
Mercedes Milá volvió a sorprendernos ayer. Dos nuevas parejas se hacían un sitio dentro de la casa de Guadalix, ¿o es de Soto del Real? Todavía no he conseguido averiguar dónde está instalada en esta secuela. Una Mercedes alegre, dicharachera, con más desparpajo y humor que otros martes, presentó a los nuevos concursantes repescados. Por un lado, Dani y Marusky. Por el otro, Orlando y Gemma, compañeros de Chiki, que no pudo contener su emoción al ver al que fue su eterno enamorado.
Dani, conocido en su edición por 'el sucio', vuelve a Guadalix para descubrir los secretos que nos quedaron por averiguar en la octava edición del reality. Desde plató, su mujer, también concursante de Gran Hermano, lo apoyaba y aseguraba que iba a sorprender a muchos. Su compañera, Marusky, confiaba en no reencontrarse con él, algo que, afortunadamente para los espectadores ha ocurrido.
A Gemma y Orlando los han metido para que solucionen esa tensión sexual que hubo entre los dos en su edición. Entonces, Gemma estaba casada con Carlos, que también fue concursante del reality, aunque no dudó en establecer acercamientos con el feriante de Guadalix. ¿Protagonizarán nuevas imágenes tórridas?
Gran parte de la Gala estuvo dedicada a la relación pasional que Ana Toro y Nico han vivido durante estos días. La semana pasada los dos pidieron una hora sin cámaras. Durante ese tiempo no pasó nada, sin embargo, cuando volvieron a la casa los dos se encerraron en un armario para dar rienda suelta a la pasión contenida.
Pero estas muestras de amor, sexo, dejaron paso a la indiferencia del italiano, a la desesperación de Ana y a las broncas entre los dos. Al parecer, la presencia de la Toro comenzó a irritar a Nico, que decidió poner distancia entre los dos. Ésta, al no comprender la reacción de su amante de Teruel, se indignó y despertó de su sueño: ¿y si todo ha sido una estrategia de su “Colón”?
Pero hay otra mujer que ataca al mismo hombre. Raquel Lo siente una atracción indescriptible hacia el italiano. La mosquita muerta ha despertado y no duda en acercarse a Nico cada vez que tiene oportunidad. Mientras, Ana Toro no da crédito y deja entrever sus celos reprimidos. Y Ana utiliza esa misma arma para irritar al italiano: “quiero que venga Germán”. Vaya pareja de dos.
EL JUEGO DE PEPE
La perfecta relación que unió la semana pasada a Ainhoa y a Pepe se ha vuelto odio y rencor. La compañera de Nico ha creído ver el juego del ganador de su edición y ha decidido poner tierra de por medio. Cada vez están más lejos el uno y el otro.
Pepe, por su parte, ha descubierto a España su juego. Ya no se oculta. Sabe que es un calculador, que todo el mundo lo llama jugador y no duda en demostrarlo. Un juego de damas, en el que cada ficha es un concursante, ha desatado los comentarios dentro de la casa.
LA MILÁ
¿Qué le pasaba ayer a Mercedes Milá? Estaba especialmente risueña, amable, simpática. Firmó las paces con una Melania que en ese momento estaba pensando “pírate ya, pesada” (se le veía en los ojos) y hasta le regaló un anillo.
¿Debería entrar Mercedes a la casa de Gran Hermano? Yo creo que es la única cosa que nos falta por ver en esta secuela de ediciones. La última pareja en entrar por la puerta de Guadalix deberían ser Matías y Mercedes, así podríamos ver a la verdadera Milá, encerrada en esa casa y probando de su propia medicina.