En España –y en otros países- está muy de moda utilizar el modelo de botella tronco-cónica para vinos que desean venderse como de alta calidad, para distanciar su imagen de la clásica botella bordelesa.
Se trata de una botella rotunda y elegante que, dependiendo del grosor de vidrio que se elija, puede alcanzar un gran peso aun sin contener vino, lo que se traduce en una mayor cantidad de residuos de este material.
Uno de los temas sociales más de moda en Reino Unido es la protección del medio ambiente y, quizá por ello, dos pesos pesados del mundo vitivinícola británico se han lanzado a una campaña contra este tipo de envase.
La prestigiosa escritora Jancis Robinson ha hecho un llamamiento a los suscriptores de su página web para “nombrar y avergonzar” a los vinos que se embasan en lo que califica como “botellas ridículamente pesadas”.
Por su parte, el popular crítico Oz Clarke intervino en la Conferencia sobre Cambio Climático y Vino celebrada recientemente en Barcelona, donde calificó de “ambientalmente irresponsable” la utilización de este tipo de embase. “Uno de los mayores sinsentidos que puede haber es encontrar una botella vacía que pesa tanto como una llena de otra marca”, declaró Clarke a Harpers TV.
La botella media pesa 500 gramos en Gran Bretaña, según el British Glass, una organización que trabaja con el gobierno en el Programa de Acción sobre Recursos y Residuos (WRAP). A finales de marzo, el WRAP ofrecerá los resultados de un estudio realizado durante dos años.
British Glass asegura que en Reino Unido se podrían reducir los residuos de vidrio en 20.000 toneladas fomentando el embotellado ligero de vino, una medida que varios minoristas y bodegueros parecen dispuestos a apoyar.
Los bodegueros de prestigio se han mostrado más renuentes a abandonar las botellas pesadas, pero los expertos les instan a reconsiderar su postura. “El cambio climático está aquí. Es aterrador y emocionante al mismo tiempo, pero las empresas pueden obtener muchos beneficios con una política de responsabilidad social”, dijo Oz Clarke en Barcelona.
En su opinión, los embases más ligeros ofrecen una doble ventaja para los bodegueros, ya que los hace mostrarse como empresas respetuosas con el medio ambiente, a la vez que les permite ahorrar costes en el transporte.