Dos de las cuatro clínicas abortistas barcelonesas investigadas por prácticas ilegales tenían escondidas en los lavabos de sus instalaciones máquinas trituradoras de fetos conectadas a un desagüe similar al de un inodoro para evacuar los restos humanos, ya convertidos en una masa de pasta, según confirmaron a Europa Press fuentes cercanas al caso.
Un aparato triturador y la instalación de otro ya desmontado fueron descubiertos en las clínicas Ginemedex y TCB, respectivamente, por agentes de la Guardia Civil y la Guardia Urbana durante el registro del lunes, ordenado por el Juzgado de Instrucción número 33 de Barcelona tras sospechar “indicios sólidos” de irregularidad en centros abortistas vinculados al ginecólogo peruano Carlos Morín.
Por este motivo, agentes de la Guardia Civil tomaron fotos y muestras de las tuberías de los baños para tratar de buscar restos de ADN humano. Al parecer, estas máquinas sólo eran utilizadas a primera hora de la mañana por el intenso ruido que producen y su céntrica localización.
Según las escuchas telefónicas a trabajadores y responsables de las clínicas Ginemedex, Barnamedic, Emece y TCB, estos centros presuntamente accedieron a practicar abortos a mujeres en avanzado estado de gestación y en algún caso a los ocho meses, según las mismas fuentes.
La denuncia aportada por una trabajadora del centro el pasado 27 de julio de haber abierto nuevas luces a la investigación, que actualmente está bajo secreto de sumario y con seis detenidos, entre los que figura Morín, su esposa, y otros cuatro ginecólogos.
Según datos de la investigación, Ginemedex ejecuta una media de entre 42 y 58 abortos de alto riesgo de forma diaria, lo que significa después de los seis meses de gestación.
EL ABOGADO DE MORÍN NO TIENE “CONSTANCIA”.
En cambio, el abogado defensor de Carlos Morín, Francesc Campà, aseguró a Europa Press no tener “constancia” de que se hallara una trituradora en la clínica Ginemedex. Lo que sí admtió es que en la clínica TCB había funcionado “hace diez años” una máquina similar.
Además, explicó que ésta última máquina ya estaba en la clínica cuando su cliente Carlos Morín se hizo cargo del centro.