Halloween y la crisis

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En la víspera de la noche de los difuntos o Halloween en su versión anglosajona, una de las tiendas de disfraces con más solera de Madrid, Maty, está abarrotada de clientes en busca de disfraz, su propietaria, Matilde Sanz aseguró que si bien la crisis no merma las ganas de festejar de la gente, sí se nota “menos alegría que otros años”, sobre todo a la hora de pagar, ya que “se miran un poquito más” los precios.

“La gente sigue comprando, pero son disfraces de menos precio”, explicó en declaraciones a Europa Press Televisión la dueña de este establecimiento que su madre fundó en 1943 en la capital madrileña. “Entre 15 y 45 euros” de media es lo que la clientela --“en su mayoría grupos de gente joven que lo que quieren es divertirse y no les importa mucho que dure el traje o no”-- suele gastarse en su atuendo para Halloween.

Uno de los clientes que ya iba “con una idea clara” del motivo de su disfraz, Miguel, coincidía en que este año iba buscando “algo baratillo” para disfrazarse de “carnicero asesino”, un siniestro mandil, un hacha y “cualquier tontería” más le servían para pasar la noche del 31 de octubre “pasándolo bien” con los amigos.

Con algo más de presupuesto, unos 200 euros, acudía Gonzalo, propietario de un bar de música heavy donde en años anteriores la noche de Halloween “era una fiesta bastante potente” en cuanto a afluencia de público. En esta ocasión el invitado estrella era “el mismísimo Lucifer”, un diablo que iba a disfrazar y maquillar a todo aquel que se pasara por el local a tomar algo y celebrar la noche de los muertos vivientes.

Mirando disfraces “de vampiro” entre los catálogos de la tienda se encontraba otra pareja que iba a celebrar una fiesta “de miedo” en su casa, “con murciélagos y telarañas” por todas partes, eso sí “mirando los precios” y yendo “a algo más baratijo”. “Nosotros siempre lo celebramos cuando hay un cumpleaños de un amigo que más o menos cae en la fecha”, dijo, aunque reconoció que el festejo aún no está muy extendido entre los españoles.

La dueña del establecimiento de disfraces también consideró que la cultura anglosajona de celebrar la noche de los muertos vivientes es “todavía muy incipiente”, un hábito que los españoles van “adoptando pero lentamente”. En España, lejos del tradicional 'truco o trato' y de terroríficos sustos, “la gente se lo toma muy a risa, por hacer algo diferente”, reconoció Marta Barranco, otra joven que buscaba complementos para su traje.

“Cualquier excusa es buena para salir y hacer un poco el chorra” comentó Marta, a quien le gusta “mucho el rollo gótico” y por estas fechas se disfraza “siempre de ángel caído o vampiro”. En esta ocasión buscaba alas negras para complementar su traje, que al igual que otros años es manufacturado, “mi madre y yo compramos las telas, las cosemos con la maquina básicamente, uso mi ropa pero vengo a estas tiendas a coger ideas y comprar complementos”, explicó.

COMPLEMENTOS Y DECORACIÓN TERRORÍFICA, LOS MÁS DEMANDADOS

“Se trata de que no te reconozcan” por la calle, para ello un maquillaje siniestro es imprescindible, cualquier “vampiro o bruja” que se precie debe exagerar “mucho las ojeras con lápiz negro y aprovechando el hundimiento de los ojos para envejecer la cara”, comentó esta joven veterana en disfraces de miedo. Sin embargo, conseguir una buena imitación de sangre es más difícil, “secreto de maquilladores” como ella, siempre se puede intentar con “gelatinas y tintes artificiales”.

“Hay gente con muchísima imaginación que lo que quiere son accesorios, maquillajes y ellos mismos se lo hacen o hay quien no tiene tanto tiempo, o quien como es una fiesta de un día prefieren algo que ya esté hecho, que no cueste mucho, que sea rápido, que de la utilidad simplemente”, explicó la propietaria de Maty.

“Brujas, dráculas, fantasmas, esqueletos, muertos y momias” son los clásicos y triunfadores en ventas para la celebración de la noche de los muertos vivientes. Sin embargo lo que “la gente ha ido incorporando más” son los elementos decorativos, “antes era impensable que alguien quisiera decorar con lapidas, calaveras” su casa.

Las innovaciones tecnológicas también han llegado al mundo del atrezzo, a las habituales “telas de araña y muñecos para colgar” en la pared, ahora la novedad es “una bruja que se mueve, tiene los ojos con luz y canta, otro muñeco que va por control remoto, una cabeza de drácula que habla y enciende los ojos o una rata que muerde”, concluyó Maty.