“Hay una mala noticia, ha habido un accidente y tenemos que comunicarte que ... ha fallecido”. ¿Quién o quiénes son los encargados de comunicar el fallecimiento de un familiar? La responsabilidad recae en las Fuerzas de Seguridad. Begoña Aquesolo es psicóloga del ERIE Psicosocial SOS Rioja-Cruz Roja y explica a Rioja2 que “en caso de que las Fuerzas de Seguridad lo soliciten, se moviliza al equipo del ERIE Psicosocial para que seamos nosotros, junto con ellos, quienes realicemos la comunicación”.
Porque transmitir este tipo de noticias siempre es un mal trago. “Lo que vamos a comunicar es una mala noticia” y para ello el ERIE Psicosicial cuenta con un equipo compuesto por 3 psicólogas especializadas en este tipo de intervenciones. “Además, impartimos formación tanto en Comunicación de Malas Noticias como en Primeros Auxilios Psicológicos a los Cuerpos de Emergencia que intervienen en este tipo de situaciones”.
La importancia del cara a cara
No hay forma de suavizar el decir a alguien que un ser querido ha fallecido en un accidente. Por esta razón, “siempre que sea posible, este tipo de noticias hay que darlas en persona y no darlas por teléfono”. Y es que, detalla, “nuestra intervención no se limita a comunicar la mala noticia sino a asegurarse de que la persona la recibe adecuadamente y cubrir las necesidades inmediatas que surjan. La persona va a necesitar a alguien cerca a quien acudir, a quien preguntar, con quien llorar... y estas necesidades no podremos cubrirlas adecuadamente desde el teléfono”.
Y si tan importante es el cara a cara, el lenguaje también es fundamental en estos casos. “Somos conscientes de que vamos a dar una mala noticia y de que vamos a provocar dolor”. Lo que buscamos, “es hacer que el impacto de la noticia sea el menor posible por lo que debemos utilizar un lenguaje simple y adaptado a las características de cada persona”.
Y en este sentido, “elegir el momento, las palabras y el tono adecuado para comunicar una mala noticia también es fundamental”. Y es que, insiste, “no buscamos eliminar el dolor sino normalizar las emociones y encauzarlas para que el afrontamiento posterior de la situación vivida sea lo menos traumático posible”. Así que “siempre debemos comunicarlas mostrando nuestra empatía”.
Y aunque cada caso es especial por sí mismo, este equipo de profesionales sigue, siempre que es posible, un mismo modus operandi. Tras localizar a la familia y personarse en el domicilio es importante “buscar un lugar tranquilo en el que nos sentaremos con la persona, no es conveniente dar una mala noticia de pie ya que puede marearse o perder el conocimiento”.
Pero además hay otros factores a tener en cuenta. Es de vital importancia, prosigue Aquesolo, “ajustar el lenguaje verbal y no verbal para que sea lo más congruente posible y, sobre todo, ser siempre sinceros”. Y es que en esos momentos tan duros, “es fundamental ajustar la información a lo que la persona realmente quiere o necesita saber en ese momento de forma que hay que evitar las palabras traumáticas que pueden añadir más dolor del necesario y buscar aquellas menos impactante”. Y saber trabajar los silencios. “Son los que le permiten a las personas reorganizar su pensamiento”.
Una tarea difícil y complicada para la que también hay que estar preparados. Son momentos duros, asevera Aquesolo, “y debemos ser capaces de canalizar las posibles emociones que puedan producirse al final de la misma; tristeza, ansiedad, impotencia, vulnerabilidad...”. Una preparación para la que es necesaria una formación continua y el apoyo del equipo, sentencia. Cuando volvemos de una intervención dura, cuenta, “nos reunimos y realizamos una ventilación emocional para apoyarnos y sacar las emociones vividas”.
Y también trabajan con los bomberos policías y Guardia Civil ya que desde el ERIE Psicosocial imparten cursos formativos en este tipo de situaciones. Y después de una intervención dura, concluye, también trabajamos con ellos dándoles apoyo y utilizando técnicas que favorezcan la ventilación emocional para aliviar el estrés sufrido.
Y es que en un accidente con víctimas todos sufren. También los encargados de comunicar a los familiares la que seguro será la peor noticia de sus vidas.