“Hoy, creedme, conozco de primera mano de lo que voy a hablaros. Como algunos sabéis, Mariola, mi mujer, es médico, especialista en Medicina Interna en el hospital de San Pedro en Logroño. Es decir, es una de las personas que combaten, día a día, con la pandemia del COVID-19. Ya lo sabía, pero estos días, viendo las horas que está metiendo en el hospital y cómo llega a casa, hecha unos zorros, certifico la calidad del personal sanitario que tenemos en este país. Personas que, en esta crisis del coronavirus, exponen su salud y la de sus familiares, por muchas medidas preventivas que tomen, para salvaguardar la de gente a la que no conocen, pero que tratan como si fueran de su misma sangre. Muchos dirán que les pagan por ello, pero, creedme, ni los salarios son como mucha gente cree, ni la involucración de la mayor parte de ellos está pagada, pues se llevan el trabajo a casa y no me refiero en forma de documentación o informes. Estando en su tiempo libre llaman al hospital para preguntar por un paciente al que hace 24 horas ni conocían, se preocupan por la evolución de otro, llaman al compañero de guardia para saber si ha habido muchos ingresos nuevos por el COVID. Nos pasamos la vida admirando, yo el primero, a escritores, jugadores de baloncesto, actores, directores… y no nos damos cuenta de que las personas que más merecen nuestra admiración están a nuestro lado. Puede que no literalmente, como me ocurre a mí con Mariola, pero sí cerca, sobre todo cada vez que estamos enfermos y necesitamos de ellos. Ahora, con esta crisis MUNDIAL, vuelven a estar ahí, bregando contra el virus, tratando de sacar adelante a cada enfermo, llegando hechos polvo a casa, mientas rezan para no estar llevando a su familia aquello contra lo que luchan en el hospital. Espero y deseo que, al fin, comprendamos que tenemos en ellos a unos héroes cotidianos, a los que no se tiene siempre en la consideración que merecen. En mi nombre, gracias, tenéis mi más absoluta admiración. Y no sólo los médicos de Infecciosas, Interna o Urgencias, todos y cada uno de los médicos, enfermeras y el resto del personal sanitario, que se están jugando su salud para que nosotros conservemos la nuestra, merecéis mucho más que el aplauso de la sociedad. Pero de momento, aquí tenéis el mío. De verdad, de todo corazón, muchas gracias por vuestra valentía”.