Historia del sistema Braille

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El recién terminado año 2009 estuvo dedicado, desde diversos ámbitos sensibles a la problemática a la que todos los días se enfrentan las personas con discapacidad, a conmemorar un gran invento del Siglo XIX: el sistema de lectura y escritura Braille.

200 años después del nacimiento de su creador, recordamos la esforzada labor de éste hombre que dedicó gran parte de su vida al incremento de la autonomía de las personas invidentes.

El creador de este sistema, Louis Braille, que nació en Francia en 1809, perdió la vista a los tres años a causa de un accidente. Tras unos años en la escuela de su localidad natal, ingresó en la primera escuela para ciegos de París y una de las pioneras en el mundo, donde la instrucción se basaba en el aprendizaje de oficios sencillos y se llevaba a cabo de forma oral casi en su totalidad.

Sin embargo, los alumnos de esta escuela también recibían clases de lectura ya que su fundador, Valentin Haüy había desarrollado un sistema de impresión en relieve que constituiría un verdadero precedente al sistema Braille. Aunque este rudimentario sistema permitía la lectura mediante el tacto, resultaba complicado para las personas invidentes la reproducción escrita de los textos.

En 1821 un nuevo avance en la materia llegó a la escuela en la que el joven Braille recibía su educación. Charles Barbier, oficial del ejército, propuso un nuevo sistema que él mismo había puesto en marcha en principio para uso militar: doce puntos en relieve sobre una superficie plana, que podían ser combinados, representaban diferentes sonidos.

Este sistema llamado Sonography, había sido empleado hasta el momento por el ejército ya que permitía la comunicación nocturna sin necesidad de emitir ningún tipo de sonido.

Braille desarrolla su sistema

El joven Louis Braille, que conocía ambos sistemas y que había avanzado considerablemente en sus estudios, trabajó para simplificar y mejorar el Sonography reduciendo el número de puntos de doce a séis. El trabajo de años dio lugar no sólo a un sistema de lectura y escritura viable y relativamente sencillo, sino una serie de variantes para materias específicas como la música y las matemáticas.

La escuela en la que Braille estudiaba tardó varios años en incorporar este nuevo alfabeto a su sistema educativo. Sin embargo, el veto y la prohibición de algunos profesores respecto a su utilización, no impidieron que muchos de sus alumnos se esforzaran por estudiar el sistema por su cuenta.

Los esfuerzos de Braille fueron finalmente recompensados cuando, tiempo después, fue invitado a formar parte del profesorado de su escuela.

Su invento había supuesto una verdadera revolución en el mundo de la pedagogía.

Su temprana muerte, sin embargo, le impidió apreciar el crecimiento de la popularidad de su Sistema que, de hecho, fue implantado en la escuela para ciegos de San Luis, San Francisco, tan solo ocho años después de su fallecimiento en 1852.

En 1868, como premonición de la implantación mundial del Sistema, se fundó en Reino Unido una sociedad que trabajó por el perfeccionamiento y la difusión del mismo. El grupo inicial creció hasta dar lugar al Instituto Nacional de Ciegos, conocido por constituir la institución con mayor volumen de textos editados en Braille de Europa en aquel momento.

A lo largo del Siglo XX, el Sistema se fue implantando en casi todo el Mundo. En reconocimiento a semejante labor, los restos mortales de Braille fueron trasladado, cien años después de su muerte, al Panteón de París, donde descansan áquellos considerados como héroes nacionales por el país.

Así mismo, la Asociación de Amigos de Louis Braille compró la casa en la que éste había nacido, primer paso hacia la conversión de la misma en monumento nacional.

Así funciona el sistema Braille

El completo sistema Braille permite a las personas invidentes leer y representar de forma escrita letras, signos de puntuación, números etc.

La combinación de seis puntos en relieve dispuestos sobre una matriz de tres filas y dos columnas, da lugar a un total de 64 resultados diferentes. A estas 64 combinaciones, se le suman una serie de signos adicionales que se anteponen al símbolo central dando lugar a mayúsculas, números etc.

Este sistema puede ser reproducido con un simple punzón y una plancha, de forma manual, así como a través de dispositivos específicos de escritura Braille o mediante el uso de un ordenador y una impresora adaptados.

Este sistema está abierto a modificaciones necesarias ahora más que nunca con la llegada y expansión de las nuevas tecnologías y la Sociedad de la Información. Así, el mismo se adaptó a la informática adoptando el sistema Unicode, estándar de codificación utilizado habitualmente para llevar a cabo la adaptación de diversos lenguajes al sistema informático.