Iluminando el camino
Nacho Ruiz consiguió el 5º puesto en categoría B3 masculina de tenis para ciegos en los pasados Juegos Mundiales para Ciegos celebrados en Birmingham en verano. “Soy un riojano que nació en Madrid”, destaca un deportista que se vino con 26 años a la capital riojana y que, a sus 57 recién cumplidos, le hacen haber estado más de tres décadas en la tierra del vino.
El tenis para ciegos, a pesar de su meritoria quinta posición en el evento internacional, llegó hace dos años a la vida de Ruiz, un apasionado del deporte de la raqueta desde pequeño, actividad que aprendió por su padre: “Yo he jugado desde niño, en mi familia eran todos aficionados”. A su vez, la transmisión del tenis ha traspasado otra generación hasta llegar a los hijos del propio Nacho. La mayor empezó a competir a los diez años, el pequeño, cuatro años menor, también lo hizo más tarde. “Me he recorrido media España con ellos compitiendo”, dice orgulloso. El poder acompañar a sus hijos en los distintos torneos, cubrió el hecho de que Nacho no pudiera jugar cuando empezó a perder la vista.
El cambio
En el 2008 empezaron los problemas de visión para el riojano cuando le diagnosticaron retinopatia diabética. Las hemorragias le causaban ceguera y todo fue a más. En 2010, cuando por sus hijos estaba entrenando a tenis, tuvo que dejarlo “porque no veía la bola”. Tras muchos años de operaciones, en 2018 le dijeron que ya no podían hacer más por ayudarle. “Tenía menos del 10% de visión en ambos ojos”, destaca.
Ruiz era director técnico de una correduría de seguros en Logroño, y la llegada de la pandemia del Covid-19 en 2020 fue la gota que colmó el vaso. Después del confinamiento tuvo que dejar el trabajo, porque ya no podía realizar su labor. “Ahí sí, te vienes abajo”, admite. Entre 2018 y 2020 estuvo afiliado a ONCE, clave según cuenta, para salir adelante. Poco a poco fue encontrando actividades, algunos en la propia ONCE, pero quería más.
Tenis adaptado
Su pasión era el tenis, pero antes de conocer el tenis para ciegos, estuvo probando otros deportes adaptados como el goalball (deporte paralímpico para personas ciegas y con discapacidad visual) y el judo. Pero al ser actividades de contacto y tener audífonos, tuvo que desechar estas opciones.
Él quería la pelota amarilla, las cuerdas, la raqueta... Y a finales del 2021, encontró la asociación Blind Tenis España. “Me facilitaron tres bolas y empecé a bajar a Las Norias con mi mujer, que también juega al tenis. Los primeros días no daba una”, recuerda.
Fuente de las fotos: Nacho Ruiz
Diferencias
Hay cuatro categorías en el tenis para ciegos, en función de la capacidad visual: B1, B2, B3 y B4, siendo la B1, la de personas que son ciegas totalmente. Nacho Ruiz ha competido en B2 y B3. En B3 por ejemplo, se juega con tres botes, en B2, con dos.
En este deporte, la bola es más grande, de gomaespuma y tiene un cascabel, para ayudar a situarla. En las categorías donde se mueve el riojano, la pista es un poco más corta que en el tenis, pero la anchura y la red son iguales. “Tengo un 8% de visión en el ojo izquierdo y un 3% en el derecho. Estoy en categoría B3, pero por mi campo visual, que lo tengo muy reducido, ando a caballo entre B2 y B3. En España he jugado siempre como B2, pero en los internacionales de verano jugué como B3”, puntualiza.
Entrenamiento
Cuando Nacho se adentró en el mundo del tenis para ciegos, empezó a entrenar con un compañero afiliado de ONCE, pero éste, se lesionó la rodilla en septiembre del 2022. Así las cosas, este mismo año se puso en contacto con el Club Deportivo Envero, que trabaja con deporte adaptado, y su presidente, Alberto Rodríguez, le motivó para competir a un nivel alto. “Gran parte de la culpa de haber ido a los Mundiales ha sido suya. Me ha entrenado y me ha motivado. Alberto me pegó el empujoncito que me faltaba”, destaca un agradecido Nacho.
Tanto en 2022 como en 2023 jugó algún torneo como el Internacional de Logroño, que volverá a disputarse el próximo año. Con ese bagaje se presentó en los Mundiales de Birmingham, pagándose de su propio bolsillo el viaje y al final, alcanzó el quinto puesto en categoría B3 masculina.
Futuro
Aunque Ruiz es consciente que debido a su edad y en los niveles donde compite sólo podrá seguir haciéndolo durante unos pocos años más, ya se prepara para seguir vinculado al deporte tras sacarse el título de instructor de tenis. Su objetivo final es una escuela de tenis adaptado en Logroño, que ya está en funcionamiento con personas en silla de ruedas y otros problemas de salud, eso sí, por el momento, no hay gente con poca capacidad visual como él.
Sin limitarse al tenis, desea difundir el deporte entre los afiliados de ONCE, “algo que les falta”, matiza. Además, planea hacer exhibiciones de tenis para ciegos en zonas de alrededor como Vitoria, Pamplona y Burgos, para dar a conocer la disciplina. Con muchos proyectos abiertos, el “riojano que nació en Madrid” tratará de seguir creciendo de la mano de su pasión.
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