Juan Iglesias saca de banda. Largo, muy largo. Aparece en el primer palo Andy la peina para que en el segundo palo irrumpa Ñoño para empujar a gol. Así se gestó el tanto con el que la UDL logró la primera victoria en una fase de ascenso. Un triunfo que, además, encarrila esta ronda inicial ante un Badajoz que cuando más apretaba -compases iniciales de la segunda parte- vio como los cambios planteados por Sergio Rodríguez echaban al traste el empuje pacense con un tanto que permite soñar a los blanquirrojos -en tierras extremeñas de azul- con seguir vivos en este largo camino para intentar conseguir el ascenso a Segunda.
Sin duda, se ha cubierto la primera de las seis etapas, pero el resultado logrado en el Nuevo Vivero invita al optimismo. Ya el sorteo pareció no sonreír a los riojanos, por cuanto se medían a un oponente que llegaba al momento decisivo en línea ascendente y convencido de su suerte en este ‘play off’. Claro que el bloque logroñés también se encontraba en una gran dinámica, como constató este sábado. Tocó sufrir porque nada va a ser sencillo, pero la recompensa mereció la pena cuando Ñoño, con la izquierda, superaba a Kike Royo con casi veinte minutos para la conclusión.
Hasta el tanto que viró el rumbo del choque, el equilibrio había sido constante. Si bien en el arranque del duelo, la UDL entró con mejor pie, más decidida a realizar su fútbol, aunque con matices, ya que se evitaron los riesgos, la situación parecía favorecer a los intereses visitantes. El Badajoz, cauto pese a jugar en casa, optaba por la practicidad y en ese apartado los riojanos se sentían más cómodos. Rubén Martínez tuvo la mejor ocasión de los blanquirrojos pasado los veinte minutos, pero se topó con una gran intervención de Kike Royo, que demostró su valía.
A medida que se iba acercando el descanso, el bloque anfitrión fue ganando presencia. No es que efectuara un juego brillante, pero le era suficiente con encontrar la espalda de Andy y Salvador para generar dudas a los centrales de la UDL. Eder y Ferrón destacaban, por lo que en las segundas jugadas, el equipo de Mefti apretaba, como el tiro de Higón que desbarató Buigues en una gran parada. Una acción que animó a los blanquinegros para insistir en ese fútbol directo y buscar hacer daño en las jugadas de estrategia. Por ahí pudo adelantar Eder a los suyos. Córner despejado en primera instancia por la zaga, pero el rechace le vino al ‘9’ local que se empachó de balón.
El intermedio era un respiro. Eso se pensaba. Sin embargo, el Badajoz continuó metiendo presión a un oponente que dudó demasiado. Vinieron las imprecisiones. La UDL no asumía la iniciativa. Se veía bloqueada y daba la sensación de que el bloque pacense podía sacar provecho. No en vano, de una falta lateral vino otra oportunidad para que el Badajoz marcara. En esta ocasión, el remate de Morgado se marchó al larguero. El aviso era serio, así que Sergio Rodríguez reaccionó moviendo el banquillo. Olaetxea entraba a escena por un desconectado Rayco.
Movimiento que anticipaba la segunda sustitución y frenaba el ímpetu de los extremeños, lanzados en el arranque del segundo período. Ñoño modificaba el dibujo inicial para dejar a Marcos André en punta de lanza, para que Rubén Martínez y el andaluz fueron los extremos, permitiendo más hombres en la medular. El Badajoz volvía a encontrarse en la encrucijada porque las segundas jugadas eran de los riojanos. Que el encuentro cambió de inercia se acusó cuando Rubén Martínez robaba y trataba de superar a Kike Royo desde la frontal. Claro que el meta riojano se lució. Algo había cambiado.
La UDL ya se había sacudido de la presión de los locales y estaba dispuesto a contragolpear. Era el plan. Entonces vino un saque de banda desde casi el banderín de córner. Juan Iglesias, como es habitual, la puso en el área pequeña. Andy prolongaba y Ñoño, en el segundo palo, remataba la faena por mucho que los blanquinegros protestaran posible fuera de juego del andaluz. Con el subidón por el gol, los blanquirrojos habían hecho lo más complicado, marcar a domicilio. Ahora, no podían fallar.
Mefti sólo introducía un cambio -una muestra de la diferencia de ropa de armario de un equipo y otro-, por lo que tampoco podía cambiar mucho a los suyos. El 0-1 provocó que el Badajoz tuviera que ir hacia delante, por lo que la UDL, cauta y ordenada, buscó sus opciones a la contra. Marcos André tuvo la sentencia, pero una vez más Kike Royo se interponía en medio. Se entraba en la recta final y los locales lo intentarían a la desesperada con una sucesión de cuatro saques de esquina que alertaron a la zaga riojana. Por si acaso, Sergio Rodríguez actuaba en consecuencia con Borja García sobre el césped para ganar ese tipo de jugadas áreas volviendo a cambiar la disposición de los blanquirrojos en el campo, una muestra más de la versatilidad evidenciada en las últimas jornadas por una UDL que supo cerrar el partido y dejar la eliminatoria encauzada, pero aún falta la mitad del trabajo para seguir creyendo. Eso sí, el golpe de efecto dado en Badajoz es ilusionante.