Se preveía un partido complicado en la tarde del sábado para el Sporting La Rioja en Castellón. Y si, así fue, pero puede que hasta nos quedáramos cortos en las previsiones, habida cuenta de cómo ha discurrido el mismo y de la más que necesaria presencia de un cardiólogo en la grada para establecer la normalidad en los agitados compases finales.
El partido ha sido un homenaje al balonmano. Dos grandes equipos, de tú a tú, sin complejos y en la seguridad de que sus armas podrían derrotar a su adversario. Cada uno en su estilo. Castellón buscando las voraces contras arropado en sus defensas abiertas y el Sporting en sus ataques pausados y trabajados, intentando desarbolar el repliegue del rival.
Toma y daca. Así discurrían los minutos, con ventajas mínimas. Uno marcaba y el otro respondía, una y otra vez, en un continuo intercambio de golpes que no llevaba a nada ya que el rival no acababa noqueado. Al descanso, un 12-11 para las locales que mostraba el tipo de partido que se estaba viendo en Castellón.
Tras la vuelta del vestuario las locales quisieron romper el partido. Y, a punto estuvieron de lograrlo, ya que por momentos, nada parecía funcionar en el equipo riojano, permitiendo con ello que Castellón lograse un margen de cinco goles en el luminoso. Cualquier equipo, en feudo ajeno y con esa desventaja en el marcador, podría haber arrojado la toalla, pero este Sporting no, y menos en un escenario como el de la Copa de la Reina.
Como un interruptor que se acciona de repente, el Sporting cambió el chip tras una sustitución en la portería. De repente, después de dos actuaciones bajo palos, el equipo se creció y en un abrir y cerrar de ojos enjuagó la desventaja. Partido nuevo a dilucidar en solo trece minutos y no apto para cardiacos.
Era el momento de la verdad y cada gol era una inyección de oxígeno. Ninguno de los dos equipos podía irse en el marcador y el tiempo seguía corriendo, acercándose peligrosamente al final del mismo. Tanto, que en el último minuto el marcador estaba con empate a 28.
Quedaban 60 segundos y el partido estaba por decidir. Balón para las riojanas, sabedoras de que si anotaban el empate, como mínimo, lo tenían garantizado. Surgen las dudas, y se pierde el balón. Tocaba defender con uñas y dientes porque recibir un gol podría ser mortal a esas alturas. Las locales pidieron tiempo muerto en busca de asestar el toque de gracia a las riojanas, pero no surtió efecto. La defensa sportinguista recuperó el balón a falta de 15 segundos y Luismi paró el partido para instruir a las suyas en la última jugada. Infartos, arritmias y otras dolencias similares parecían intuirse ante lo que se avecinaba, hasta que Verónica Berastáin dio la puntilla con un gol en las postrimerías del choque y llevaba a las suyas a la siguiente ronda de la Copa de la Reina.
Sin palabras. Así podría catalogarse la temporada del Sporting. Todo victorias, incluso en feudos tan complicados como el de Castellón y ahora toca premio, un premio que, en forma de equipo de División de Honor, disfrutará la afición riojana en la próxima ronda de la Copa.
ESTADÍSTICAS
Balonmano Castellón 28: Arancha Banacloche (4), Ana Brenes (1), Rebeca Castell (1), Pasión Castellano (4), Nerea Fernández (2), Noelia López (9), Clara Peris (1), Elena Romero (1), Alba Sales (3) y Noelia Sales (2)
Sporting La Rioja 29: Verónica Berastáin (2), Alma García (7), Zulema G. Asensio (4), Patri Macías (2), Jéssica Nogales (7), Lidia Novella (3), Marta Olarte (2) y Nagore Sáenz (2)