Si la victoria de hace dos semanas fue incontestable para Silvio Berlusconi, la de estas jornadas electorales, de domingo y lunes, han sido el toque de muerte política para el primer ministro italiano. Al cierre de las urnas, a las que el presidente de la república, Giorgo Napolitano, había llamado a sus compatriotas como una obligación a la que debían atender, los resultados son cuanto menos representativos del hartazgo de quienes han acudido a votar.
Un 90% ha decidido tumbar la ley del “legítimo impedimento” que desde la primavera de 2010 servía a Silvio Berlusconi para escapar de las manos de la justicia y no sentarse en el banquillo por los cuatro juicios que tiene pendientes y que esperaban al pronunciamiento de estas jornadas electorales, que finalmente han superado el quórum necesario en más del 50% exigido. Es la primera vez que en 18 años un referéndum tiene efecto vinculante. Y la decisión de los italianos tumba la inmunidad de Berlusconi y corta alas a cualquier proyecto nuclear.
Cuatro han sido las cuestiones: las locales, la privatización del agua, la inmunidad de il cavaliere y la energía nuclear. Respecto a esta última que el primer ministro estaba dispuesto a reactivar, los italianos han respondido “no” claramente, por lo que las centrales atómicas transalpinas seguirán desmanteladas 24 años después. Tampoco ha salido aprobado el proyecto para privatizar los servicios del suministro del agua, de tal manera que la inversión del capital privado sería cargado en un 7% de la factura de los usuarios.
El dato de más de un 90% que da la espalda a Berlusconi hay que ponerlo en relieve junto al hecho de que su gobierno daba por sentado que no habría el quórum necesario. Berlusconi había hecho una campaña por la abstención, pero ha podido la movilización del centroizquierda y de los ecologistas para echar por tierra su intención de, entre otros, volver a pulsar el botón de la energía nuclear. En palabras de Il cavaliere: “Tendremos que decir adiós a la energía nuclear como resultado del voto popular y ponernos a trabajar en las energías renovables”.
Ahora sólo queda una pregunta, que ya no se responderá en referéndum sino en el avance de la legislatura de Berlusconi apocado por el resultado de las municipales y por el de la consulta popular, y es si el primer ministro italiano podrá acabar o no su mandato o, por el contrario, dará vía libre a una nueva era en la política italiana.