Este martes ha continuado el juicio por el crimen del hostelero de Cuzcurrita, una jornada en la que los agentes de la Policía Nacional han ratificado que el ataque “fue sorpresivo” y hecho por más de una persona, la víctima “no pudo defenderse” ni pedir ayuda. Las dos personas acusadas lo están por un delito de asesinato y otro de robo con violencia por, presuntamente, dar muerte al hostelero de 78 años en su domicilio.
A lo largo de la jornada, miembros de la Policía Científica han confirmado este martes ante el Juez que el cuerpo del bodeguero de Cuzcurrita, Guillermo Castillo, -hallado muerto en su domicilio el 2 de mayo de 2023- aún “seguía con vida” cuando fue “arrastrado” y “colocado” en el baño, lugar donde lo encontraron los agentes.
Además, a preguntas de la Acusación Particular y la Fiscalía, los agentes han asegurado que les parece “muy difícil, por no decir imposible, que una persona sola pudiera colocar a Guillermo así en un baño de tan pequeñas dimensiones”. Es más, como afirman, “para sacar el cuerpo, nosotros tuvimos que hacerlo entre dos personas”. Asimismo también han afirmado que “una persona sola” no pudo hacer el registro minucioso que se vio en el domicilio -que tiene tres plantas- “abriendo cajones, buscando joyas y dinero” en “tan poco tiempo”. Al parecer los acusados permanecieron alrededor de tres cuartos de hora en el interior del domicilio.
A lo largo de la semana pasada declararon, entre otros testigos, los hijos de la víctima, vecinos, familiares de ambos acusados, agentes de la Guardia Civil y diferentes expertos. Esta semana continuarán las declaraciones para intentar esclarecer los hechos y facilitar la labor al jurado popular, compuesto por 9 personas y dos suplentes, que deberá dictar veredicto. Los dos acusados, dos hombres de 38 y 53 años, se declaran inocentes y se culpan entre ellos de dar muerte al bodeguero.
En la sesión de este martes, los agentes de Criminalística, encargados de hacer la inspección ocular, han declarado que la víctima “sufrió multitud de golpes en la cabeza” y, como han reiterado otros expertos en otras sesiones, “no se observan signos de defensa” por parte de la víctima por lo que el ataque fue “sorpresivo”. De dicha inspección resaltan también que “las manchas de sangre encontradas en el pestillo de la puerta principal” de la vivienda del bodeguero hablan de que los presuntos autores “una vez golpearon a Guillermo, cerraron la puerta para asegurar la vivienda” y que no entrara nadie.
36 manchas de sangre en el domicilio de Pradillo
Además, se ha tomado declaración a un agente de la Policía Judicial quien ha desvelado que en la casa de Pradillo, lugar donde residía uno de los dos acusados por el crimen del hostelero de Cuzcurrita se recogieron un total de 36 muestras de sangre. En concreto, este agente realizó un registro en dicho domicilio en el mes de agosto de 2023, tres meses después del crimen, una vez ya estaban detenidos. Allí vivía C.S.R. quien, precisamente, conocía a la víctima, junto a su pareja. Este acusado niega que pegara a Guillermo Castillo la noche de los hechos.
Tras encontrar la sangre, “se recogieron muestras y, siempre manteniendo la cadena de custodia, se mandaron a analizar. Se verificaron restos biológicos pero no a quién pertenecen”. También ha reconocido que, durante los primeros meses de la investigación“ hubo más sospechosos pero ”se descartaron de manera objetiva después de los indicios. Se investigaron a unas 15 o 20 personas de inicio“.
NUMEROSAS CONTRADICCIONES DE LOS ACUSADOS
Por otra parte, agentes de la Guardia Civil han destacado numerosas contradicciones entre los acusados. Entre ellas, destacan que entre ambos acusados por el crimen hay un cruce de llamadas “evidente” la tarde antes del crimen. Una realidad que ellos niegan, incluso uno de ellos declaró que aquella tarde “se encontraron de manera sorpresiva e inesperada”.
Desgranando el análisis de las llamadas, la Guardia Civil responsable -que ha comparecido de forma telemática- ha destacado incongruencias entre las declaraciones de los dos acusados también sobre el recorrido que hicieron aquella noche y sus comunicaciones los meses posteriores. Así, indica, queda demostrado que ambos acusados mantienen contacto tras, presuntamente, cometer los hechos, algo que ellos también han negado.
También han dejado patentes las contradicciones de este acusado expertos encargados de realizar el informe de Criminalística. En su versión inicial, y que ha mantenido durante todo el juicio, C.S.R. afirma que una vez llegaron al domicilio de Guillermo, fue el otro procesado, A.D.G., quien se avalanzó contra la víctima y le golpeó mientras que él intentó separarles.
Una vez vista la reconstrucción virtual de los hechos en el que se refleja la versión de este acusado, los agentes la desmontan incidiendo de nuevo en discordancias como, por ejemplo, “en la cantidad de sangre o manchas y el lugar en las que se encuentran, las distancias, la posición del cuerpo que indica el acusado o donde empieza a recibir los golpes”, entre otros.
En el caso de ser declarados culpables, la Fiscalía solicita una pena de 27 años de cárcel para cada uno de los acusados, 23 por asesinato con alevosía y otros 4 años por robo en casa habitada para C.S.R. En el caso de A.D.G. le piden 4 años y nueve meses por el delito de robo. Por su parte, la familia solicita la prisión permanente revisable.
Además, la Fiscal también reclama una pena de libertad vigilada durante diez años para ambos y que indemnicen con 300.000 euros a los dos hijos de la víctima.