Llegó la octava victoria. Inesperada. Ante un rival como Manresa, que acudía al Palacio tras 7 victorias – no perdía desde el 21 de enero-. Pero esto es lo que tiene la LEB Oro. El mérito hay que dárselo a un Clavijo capaz de hacerse fuerte en su pista y de demostrar que si es regular tiene capacidad para hacer frente a cualquier rival. Ante el segundo de la categoría, los de Jenaro Díaz tiraron de actitud defensiva, de ambición y agresividad, de corazón pero también de cabeza para no flagelarse con tanto fallo desde el triple (3 de 20, un pobre 15%). Por en esta ocasión, el rebote resultó clave -15 más para los locales-. Desde ahí fueron haciendo mella en un Manresa que no demostró en su paso por Logroño su gran momento de forma.
Da la sensación de que desde que el preparador asturiano ha reducido la rotación -Bravo no jugó y la presencia de Gutenius y Balamou fue testimonial-, el equipo funciona mejor, es más compensado. Siete hombres, suficientes para estar más cerca de la permanencia. Yates, Adala Moto y Bieshaar juegan por dentro. 22 rebotes y algo más de un tercio de los puntos del equipo. Quintela, Coggins, Phillip y Cabot son los encargados de jugar por fuera, de defender en el exterior y de buscar penetraciones. 47 puntos entre los cuatro. Pero es la adaptabilidad de todos lo que hace posible que Yates acabe con 4 asistencias y Quintela con 8 rebotes. Más allá de la importancia en momentos puntuales de Phillip y Cabot para desatascar a los suyos.
A toda pastilla. Salvo una interrupción a los 27 segundos por un fallo mecánico, el primer cuarto fue cual rayo. Tres personales, sin tiempos muertos. Querían ambos entrenadores ritmo, intensidad y velocidad. Como el marcador no mostró grandes desajustes y como, más o menos los dos preparadores estaban contentos con lo que mostraban sus hombres, se pudieron apreciar unos diez minutos de baloncesto alegre.
El Clavijo alternaba malas decisiones –los dos primeros ataques acabaron sin llegar a lanzar- con buenos momentos en ataque, mientras que en defensa se aferraba al rebote defensivo. A Manresa le costaba tener soltura y eso que Martín encontró la llave, 10 puntos en este período, para hacer daño a los riojanos. Los catalanes, de todas formas, no estaba fino en el tiro (tres de doce en tiros de dos en 10 minutos), por lo que las pérdidas locales mantenían en el choque a los de Aleix Durán que incluso se colocaron por delante 12-14. Pero el acierto postrero de Phillip, junto a un mate de Adala Moto y una buena penetración de Cabot dejaba a los anfitriones por encima en el marcador, 21-17.
Como cabía esperar, Manresa reaccionó. Contribuyó un Clavijo con manos de mantequilla. Pérdidas absurdas que animaban a un rival que tampoco estaba brillante, pero suficiente para voltear el electrónico mediado el segundo cuarto, 25-28, tras un parcial de 0-8 completado con un triple de Gintvainis y un tapón previo a Coggins muy protestado por el banquillo local.
Los de Jenaro Díaz, pico y pala, estaban ahí, 29-30. Y eso que Yates veía la tercera falta a cuatro minutos del descanso, lo que limitó su participación. Obstáculo que subsanó el Clavijo apelando a la defensa, a su trabajo, a su esfuerzo. Faltaba el acierto porque se fallaba debajo del aro y eso lastraba a los riojanos que veían como Manresa se iba 31-37. La defensa presionante de los manresanos, incómoda, no permitía alegrías y cuando se hacía bien Coggins no atinó desde el triple ni una bandeja después de un gran robo de balón. Conclusión, 32-37 en el intermedio.
El Clavijo, en 82 segundos, empató la contienda, 37-37. Triple de Phillip y canastón de Quintela. Pero el Manresa no se descompuso cuando Yates asumía el protagonismo en las filas logroñesas y daba continuidad en ataque. No en vano, los catalanes, con acciones vertiginosas, seguían con el mando, 43-48, hasta que Cabot, con un dos más uno, volteaba la situación con cuatro minutos aún para cerrar el tercer cuarto. Desde la personal aumentaba el parcial, 8-0, el cuadro local para el 53-48. Gintvainis, con un dos más uno, unido a dos pérdidas del Clavijo y una canasta de Hamilto equilibraba el choque. Aún tuvo tiempo, el equipo riojano para irse a los últimos diez minutos cuatro arriba, 57-53 –y reponerse del soberbio tapón de Shako a Cabot-.
La inercia positiva continuó porque los de Jenaro Díaz insistían en hacerse fuertes debajo de su tablero –sólo habían concedido 5 capturas ofensivas hasta ese momento, ni uno en el cuarto que cerraba el duelo-. Además, fluían en ataque pese a que Quintela se iba al banco con 4 personales nada más arrancar el último cuarto. Manresa estaba desquiciado porque daba segundas oportunidades y porque el 63-54 era un hecho. Quedaba un mundo, casi 8 minutos.
La ventaja incluso ascendió al 67-56 justo en la mitad del período. Costa y Trías, errático, querían dar luz a los suyos. Pero el gran trabajo y la actitud de los locales en el aspecto defensivo fue determinante para no sufrir en los instantes finales, para saborear un triunfo, 73-61, merecido ante un rival que pelea por otros objetivos y que debe servir para saber por dónde deben ir los planteamientos en los próximos compromisos para evitar los puestos de descenso.
FICHA TÉCNICA
Clavijo: Quintela (9), Coggins (7), Cabot (13), Adala Moto (6) y Yates (16), cinco inicial, Bieshaar (4), Phillip (18), Balamou y Gutenius.
ICL Manresa: Costa (12), Lundberg (2), Allen (7), Trías (7) y Martín (12), cinco inicial, Gintvainis (10), Shako (5), Hamilton (4), García (2) y Muñoz.
Parciales: 21-17, 11-20 (32-37 al descanso), 21-16 (57-53) y 17-8 (73-61 al final).
Árbitros: José María Terreros San Miguel y Alejandro López Lecuona.
Incidencias: 600 espectadores en el Palacio de los Deportes.