La cadena de atentados que tuvieron lugar ayer en varios puntos del territorio iraquí dejó un parte de 64 muertos y más de 200 heridos. Los ataques se produjeron en 10 ciudades diferentes, siendo el más mortífero de ellos el de Al Kut. En esta localidad, a 160 kilometros al sureste de Bagdad, un coche bomba se empotró contra una comisaría de policía, provocando la muerte de casi 30 agentes y al menos 60 heridos.
Fue en la capital donde se iniciaron los atentados, a las 8 de la mañana. Un ataque similar al de Al Kut dejó 15 muertos y numerosos daños materiales. En Faluya, el ataque de un coche bomba contra una patrulla del ejército iraquí causó la muerte de un soldado y un civil.
Varias ciudades más, hasta un total de 10, fueron víctimas de otros atentados. Entre ellas Kirkuk, Ramadi o Kermala, donde se produjeron al menos una veintena de muertes.
Deseo desestabilizador
La autoría de esta cadena de atentados no ha sido reivindicada, pero todo parece indicar que se trataría de la acción de “seguidores de Al Qaeda”, según el diario El País. En cualquier caso, el hecho de que la mayoría de los ataques fueran dirigidos contra comisarías de policía y puestos de control se ha interpretado como un deseo de los insurgentes de demostrar la debilidad de las autoridades iraquíes de cara a la retirada de las tropas de Estados Unidos.
Hace unos días, EEUU anunció que ya se había alcanzado una cifra inferior a los 50.000 soldados desplegados en Iraq. La retirada oficial de las tropas de combate está prevista para el próximo martes, 31 de agosto, en un acto que contará con la presencia del presidente estadounidense, Barack Obama. Las autoridades iraquíes denunciaron, al conocer cuándo se haría efectiva la retirada de EEUU, que el país no estaba preparado para mantenerse en condiciones de seguridad por sí mismo.
Según recoge El País, para el portavoz del Ejército de EEUU, el general Stephen Lanza, estos ataques serían “un intento desesperado” para minar la confianza de los iraquíes en su capacidad para defenderse.