El plan de rescate ha sido aprobado por 237 votos a favor y 170 en contra, un día después de que la Casa Blanca y los congresistas demócratas alcanzaran un principio de acuerdo para sacar adelante la propuesta de ley, que tras intensas negociaciones prevé un paquete de ayudas de 14.000 millones de dólares, menos de la mitad de los 34.000 millones de dólares que solicitaban los fabricantes.
A pesar de la oposición del Comité Nacional Republicano, 32 congresistas de ese partido votaron este miércoles a favor del plan, mientras que 20 representantes demócratas lo hicieron en contra, aunque su partido patrocinaba el paquete de ayudas después de alcanzar un acuerdo 'in extremis' con la Administración Bush.
UN PRIMER PASO
En el inicio de los debates, la líder de la mayoría demócrata en la Cámara, Nancy Pelosi, se refirió al plan de rescate como un “primer paso” para sacar adelante una industria que, según recordó, es “esencial” para la economía estadounidense. En el lado contrario, la mayoría de los congresistas republicanos coincidieron en sus intervenciones que el plan no será suficiente.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Dana Perino, había emitido previamente una declaración pública en la que advertía a los congresistas tanto demócratas como republicanos de que una bancarrota del sector del automóvil sería “fatal” para el país, ya que tendría un impacto “devastador” en el empleo, en las familias y en la economía.
Los partidarios del plan de rescate tenían sus esperanzas puestas en lograr el apoyo de los congresistas de la región del Medio Oeste del país, donde se encuentra el estado de Michigan, sede central de los 'Tres Grandes de Detroit', como se conoce a los principales fabricantes estadounidenses, General Motors, Ford y Chrysler.
EN MANOS DE LOS SENADORES
El proyecto debe pasar ahora al Senado, donde los líderes de la mayoría demócrata y de la minoría republicana, Harry Reid y Mitch McConnell respectivamente, reconocieron que no estaban dadas las condiciones para someterlo a votación. Sin embargo, el demócrata afirmó que el acuerdo podría estar cerca y no descartó que los senadores sigan con las negociaciones este fin de semana en Washington.
Para que este plan salga adelante en la Cámara Alta harán falta los votos de al menos sesenta de los cien senadores y, según McConnell, hay muchos legisladores que todavía tienen dudas sobre su viabilidad, tanto en un partido como en otro. “A la gente no le gusta este plan, y en nuestra línea de trabajo eso es importante”, indicó.
El objetivo del paquete de ayudas es evitar que General Motors y Chrysler caigan en la bancarrota al menos hasta el próximo mes de marzo, cuando el nuevo Congreso salido de las urnas el pasado 4 de noviembre y la nueva Administración de Barack Obama podrán buscar una solución más a largo plazo para el sector automovilístico.
En concreto, General Motors necesita 4.000 millones de dólares para continuar con sus operaciones antes de que acabe el año, y al menos otros 6.000 millones de dólares en los primeros tres meses de 2009, mientras que Chrysler necesita otros 4.000 millones. Por su parte, Ford parece no necesitar de momento acogerse al plan de rescate.